Sweet Home
Sinopsis de la película
Una pareja decide pasar una noche romántica en un piso de un edificio semiabandonado al que se cuelan porque ella trabaja como asesora de inmuebles para el Ayuntamiento y tiene las llaves. Durante la velada descubren que unos encapuchados han asesinado al único inquilino que quedaba en el edificio… y ellos se convierten en su nuevo objetivo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sweet Home
- Año: 2015
- Duración: 77
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Opinión de la crítica
Película
4.6
77 valoraciones en total
Empezaré siendo muy claro: películas como Sweet Home deben existir. La ópera prima de Rafa Martínez da fe del talento, de las ganas de superación por ofrecer un terror Made in Spain digno. No estamos ante una obra maestra –ni falta le hace-, pero sí ante una modesta producción diseñada milimétricamente para clavar al espectador en su butaca durante ochenta minutos. Y vaya si lo consigue.
Los desahucios, ese tema de rabiosa actualidad, tejen y moldean el hilo argumental de Sweet Home. Y si bien uno se olvida de ello una vez ha comenzado la diversión, el guión de Ángel Agudo, Teresa de Rosendo y Martínez suma unos cuantos puntos a la hora de jugar con la premisa para alejarse lo más posible del home invasion. Tics del subgénero que ha albergado films como Secuestrados, Los extraños o The Purge: La noche de las bestias –por citar unos cuantos ejemplos- se intuyen en la primera mitad, abrazando más tarde la acción y el slasher retro que tanto nos gusta. Sustituya usted el Nakatomi Plaza de La jungla de cristal por un inmobiliario parecido al de [REC] y adorne con los retazos survival de Tú eres el siguiente. Voilà!
Una de las sorpresas de la película es Ingrid García Jonsson, que defiende muy bien una final girl que podría haberse quedado en nada de no ser por su genuina entrega. Su Alicia no descansará en el país de las maravillas, pero podría ser entenderse muy bien con la Manuela Velasco de la saga [REC] o con la Shauna Macdonald de The descent. Su compañero, Bruno Sevilla (Simon), hace lo que puede con un personaje algo más restringido. Y en cuanto al trío de villanos inicial (Eduardo Lloveras, Luka Peros y Miguel Ángel Alarcón), son un mero calentamiento ante la llegada del auténtico final boss: El Liquidador (Oriol Tarrida), la auténtica estrella de la función. Desafortunadamente, la resolución del relato queda algo coja pese a jugar todas sus cartas.
Así las cosas, Sweet Home conforma un sólido entretenimiento –estéticamente muy bonito, por cierto- sin más pretensiones que la de pasar un buen rato por y para fans del género. Y recordad, amigos, lo mejor de la comida japonesa es que no se enfría.
http://www.terroracto.es
El género de terror en España no es ni muy prolífico ni excesivamente brillante, pero de vez en cuando (más habitualmente de lo que su corta producción implica) surgen estupendas ideas y autores valientes y talentosos que levantan sólidos y muy exportables trabajos de horror, con alma ibérica y un espíritu inquietantemente costumbrista como feliz común denominador. Quizá Rafa Martínez, en ésta su ópera prima, haya asimilado muy bien ese ambienten tétrico y castizo que tan bien le ha sentado al género en España desde siempre en contraposición al hecho de que, en el fondo, no ha pergeñado una gran película, ni siquiera lo que entendemos por una buena. Curtido en el mundo del cortometraje, donde con apenas unos escasos trabajos logró dar a entender que sabía muy bien lo que hacía (por cómo movía la cámara, por su manejo de la puesta en escena), Martínez pone (casi) toda la carne en el asador en el prólogo de Sweet Home (2015), donde da buena cuenta de su buen hacer a través de precisos movimientos de cámara que capturan imágenes amparadas bajo una cuidada fotografía aunque, como en el resto del metraje, le falte algo de contundencia a la hora de ponerse manos a la obra (a la obra sanguinolenta se entiende).
Sweet Home es, a la vez, una demostración de buen gusto formal y remarcable habilidad tras las cámaras y una ocasión perdida. Es indudable que la premisa da juego y es estratégicamente malévola y pertinente, una suerte de parábola salvaje sobre los trágicos desahucios que asolan nuestro país desde una perspectiva aún más terrible que la de la propia realidad, en la que las inmobiliarias llevan a cabo un mobbing muy particular, de carácter marcadamente sádico y asesino, esto es, contratando a criminales para acabar con la vida de aquellos propietarios que hayan tomado la insensata decisión de no vender sus casas para complacer la voracidad especuladora. En esta peliaguda coyuntura, una joven pareja pasará la noche en un edificio barcelonés en el cual han sido asesinados los últimos inquilinos, y sus asesinos, al descubrir que aún quedan como testigos los felices enamorados en dicho inmueble, no cejarán en su empeño de atar todos los cabos sueltos y tratarán de segar dos vidas más. Huelga decir que no será una tarea fácil, ya que la novia y su chico plantarán cara con lo puesto. Un escenario suculento para el buen aficionado al género, que sabrá valorar esta pequeña variante del subgénero del asalto al hogar que ha perpetrado Rafa Martínez con un innegable cariño hacia ese tipo de cine y, ay, ciertas arritmias y torpezas que, no obstante, no vale la pena entrar a desentrañar al tratarse de un debut cinematográfico. Tampoco ayudan, y esto no es culpa del director pese a las inevitables (y mínimas, muy superficiales) similitudes, las comparaciones que se le han hecho a la cinta desde antes de su estreno comercial con la muy superior (y diferente) [·REC] (Jaume Balagueró & Paco Plaza, 2007), que quizá jueguen en contra de las expectativas de este producto sencillo y simpático, intermitentemente disfrutable y que carece de pretensiones más allá de ofrecer un digno slasher que, nota importante, no es menester tomarse muy en serio (el momento en que suena el Eres tú de Mocedades demuestra que aquí prima el alborozo y el guiño cómplice y socarrón, lo cual un servidor celebra).
Por lo demás, y volviendo a insistir en lo mismo, cabe destacar la elegancia visual de la cinta y el loable esfuerzo de Rafa Martínez por otorgarle a su primer largometraje un acabado formal, quizá, digno de mejor causa. Bien interpretada por su pareja protagonista, emanando buena química y hasta con ciertas tablas pese a la inexperiencia de ambos (más aún teniendo en cuenta el género y siendo, para más inri, el primer papel protagónico de Bruno Sevilla), adolece de una banda sonora en ocasiones un poco machacona y demasiado tendente al subrayado emocional, amén de la ingrata sensación casi constante de asistir a un quiero y no puedo que se traduce en un producto bien empaquetado aunque finalmente olvidable, pero su tour de force final entre una entregada Ingrid García Jonsson (con apenas superada la bendita resaca post Rosales) y el psicópata de turno deja satisfecho al espectador, que con cierta benevolencia sabrá perdonar sus errores y habrá pasada un rato distraído sin más complicaciones, y que una vez haya abandonado la sala es probable que empiece a pensar que, con un poco de fortuna, el próximo trabajo de Rafa Martínez estará más equilibrado con su potencial calidad como cineasta. Con todo, y quizá ante todo, un trabajo respetable, humilde, digno.
http://www.asgeeks.es/movies/critica-de-sweet-home-asalto-inmobiliario-al-slasher/
Con Sweet Home Rafa Martínez da el salto a la realización de largometrajes, en este caso con una co-producción polaca y española rodada en diversas ubicaciones de Barcelona.
Como siempre, con el tráiler uno puede vender su producto (audiovisual) mejor o peor. El de este film -¡ojo!- desvela prácticamente toda la trama, cuando la ves pocas novedades argumentales te encuentras. Y, ¿qué de interesante tiene el de Sweet Home ? Violencia, acción, atmósfera, ambientación, terror …
Pues esos llamativos puntos se traducen en la película en: una buena realización o apariencia , pero un guión bastante escueto, simple.
Vayamos por partes. La fotografía es correcta, buenos encuadres y óptima utilización de la luminosidad. El manejo de cámara es notable, por ejemplo con la presentación de la vivienda al principio del metraje o en el dinamismo que se le da en las escenas tensas, de peleas, persecuciones… Otra aportación curiosa, bastante atractiva, es el uso de numerosos planos subjetivos. Lo sonoro acompaña correctamente, haciendo mención especial del tema principal.
La ambientación del edificio está bien, un reconocible inmueble español muy desgastado, oscuro y, junto a otros elementos (por ejemplo el sonido o las actuaciones), resulta inquietante. Los efectos, maquillaje y el inesperado gore -que se muestra e intensifica desde la mitad del filme hasta el final- son creíbles, apreciables.
¿Qué se puede decir de las actuaciones? En general son aceptables, destacando la de la actriz principal Ingrid García Jonsson.
¿El problema ? Pues respetando el trabajo que hay detrás y las ideas establecidas, al guión se le podría haber dado mil vueltas más, desde los personajes hasta el desarrollo de la historia (aun siendo una cinta de terror y supervivencia directa, funcional). La idea de los desahucios en España de la que parte es muy buena, pero ahí se queda, en una idea poco trabajada. El aspecto de los agresores -exceptuando quizás el último que llega a la fiesta – se debería haber estudiado un poco más ya que, junto a las cortas y mediocres actuaciones de estos, no dan demasiado miedo ni expresan gran cosa. Sobre los dos protagonistas decir que, aunque se les da unas pinceladas de personalidad (cuál es su ocupación, qué les preocupa, etc.), no es suficiente para que, por ejemplo, empaticemos al final con ella cuando llora. Todos se quedan como personajes un tanto insulsos, planos. Para rematar hay momentos muertos, aburridos (los cuales se podrían haber empleado, por ejemplo, para presentar más a los personajes), es una historia con altibajos. También existen ciertas acciones algo incoherentes por parte de los personajes (¿por qué se quedan parados cuando tienen el peligro cerca?), sobre todo de los dos protagonistas. Aun así, esto no es algo nuevo en el género slasher, sino más bien un cliché al que el cuerpo se acostumbra . En resumen, a pesar del acotado espacio, del no muy numeroso reparto… ¡Esto daba para mucho más! ¿Da miedo Sweet Home ? A ratos.
Las bases sobre las que se edifica el film son muy sanas, pero le queda margen de mejora. Por otra parte, muchos no lo percibirán como novedad ya que se parece a infinidad de películas anteriores -en ciertos aspectos- como La habitación del pánico (2002), Cherry Tree Lane (2010), Secuestrados (2010), Tú eres el siguiente (2011), etc. En conclusión, mejorable guión, pero buena ejecución y dirección. Como primer largometraje, aun con todos los contras que se le pueda hallar, tiene mucho mérito la labor que Rafa Martínez ha efectuado en Barcelona, por tanto, ¡felicitaciones! y a seguir trabajando duro.
Sweet home me ha dejado una sensación de quiero y no puedo. Se trata de una película bien hecha, cuidadosa en las formas, que demuestra dominio del lenguaje cinematográfico para ajustarse a los códigos propios del género: iluminación, encuadres, aprovechamiento de los espacios… Los actores, en general, están bien, con una Ingrid García Jonsson que carga la película sobre sus hombros. En suma, se nota que Julio Fernández está detrás de esto, de modo que Sweet home da la sensación de ser una opera prima hecha con esmero y dinero suficiente para agradar al público más palomitero…
El problema, gravísimo en mi opinión, es de contenido. La historia se sostiene sobre una premisa muy absurda, como es que las inmobiliarias van por ahí matando ancianitos, y de paso a cualquiera que se ponga por medio, con unas formas entre el terrorismo yihadista y Robocop. Y sin que nadie se entere… En mi ingenuidad, he pasado buena parte de la película esperando que todo obedeciese a una razón un poquito más convincente. Con ello, hay una cierta sensación de desmadre artificial. Todo parece forzado para plantear un juego de gato y ratón, por lo demás bastante simple. Y si en la base no hay nada, los agujeros del guión se hacen demasiado evidentes, y el interés va decayendo sin remedio, por muy bestias que se pongan los personajes.
Otro hándicap, no menos importante, es la indefinición en que se mueve la película. Puede estar bien combinar géneros, y en general estamos acostumbrados (sobre todo aquí, en España) a que las películas de terror tengan elementos de humor. Pero hay que saber hacer que el conjunto funcione.
En fin, quizá este director, con la misma producción, pueda hacer en el futuro obras aceptables. Pero tendrá que cuidar un poco más los guiones, y no confiar tanto en la condescendencia del público.
Antes de ponerme manos a la obra con la review de Sweet Home del director debutante Rafa Martínez, quisiera analizar un poco el tema de las subvenciones que se hacen para impulsar y apoyar al cine patrio. Quitando vacíos legales y pesquisas para conseguir un buen dinero, se agradece ver como de vez en cuando los organismos públicos apoyan al cine de género. Lo que pasa es que si es una película que gira en torno al tema de los desahucios y ves un mega logo de TVE nada más empezar la película… no me explayaré más en el tema, pero creo que todos sabemos cuál es la posición de esta cadena ante este problema y lo irónico de la situación.
Alicia y Simon quieren pasar una noche romántica en un edificio casi en ruinas y con un solo inquilino. Todo cambiará cuando unos encapuchados aparecerán para despejar la zona.
Si se tiene que resumir la película en poquísimas palabras se podría decir que Sweet Home es un [REC] quitando los poseídos por homicidas implacables en este soft-slasher, y no es una comparación gratuita, pues aparte de bastantes elementos comunes tiene a los mismos productores.
Si bien la película entretiene, se ven algunos problemas en su ritmo, y a veces peca de retorcida en algunas situaciones para intentar no repetirse demasiado.
La película es divertida, bastante en algún punto a mitad de película, pero que en ningún momento se atreve a ir un paso más allá, el argumento es muy sencillo y el desarrollo más aún y se habría agradecido un poco más de chicha que el repetitivo juego del gato y del ratón. El mayor problema que noté en la película es su preocupación permanente por el postureo, más pendiente en que el envoltorio parezca bonito que en la calidad del contenido. Un ejemplo sería la velocidad de desplazamiento de El liquidador, queda muy bien que vaya lentamente paso a paso, pero si hubiera caminado un poco más rápido pues quizá sus presas no habrían causado tantas molestias. Sé que es hilar muy fino pero para mí estas cosas son las que me hacen poner caras raras.
Ingrid García-Jonsson interpreta a Alicia, no lo hace mal esta chica, por su complexión parece muy vulnerable pero cuando se muestra agresiva pues también te la crees, imagino que esto no debe ser sencillo, pero lo consigue. No está tan acertado Bruno Sevilla si bien es correcto en escenas de acción no lo es tanto en momentos más tranquilos, se muestra poco creíble y en general se nota que está actuando. Debuta el director Rafa Martínez después de algunos cortos, le pone mucho mimo en la ambientación e intenta poner algunos elementos originales en un género tan explotado, el postureo antes mencionado quizá sea su peor cara. Rafa Martínez tiene potencial para ser un director de los grandes en el género en este país, lo que no es moco de pavo.
No es una mala película, para nada, aunque es posible que se esperara un poco más de ella. No obstante es una muesca más al gran trabajo que se está haciendo desde hace ya bastantes años para hacer un cine diferente a lo de siempre, que no se corta un pelo y que es sobre todo divertido.
http://www.terrorweekend.com/2015/05/sweet-home-review.html