Quest (C)
Sinopsis de la película
Un hombre está tumbado sobre un paisaje desértico. De repente, se levanta, sacude la arena pegada a su cuerpo y agarra la botella que se encuentra delante de él. La botella está vacía. Se oye el ruido de agua al fluir. El hombre empieza a excavar, la tierra cede bajo su peso y entonces cae en lo profundo. Aterriza sobre terreno inestable, en movimiento, en otro mundo. El terreno vuelve a ceder y el hombre cae esta vez a un desierto de piedras igualmente inestable. Parábola sobre la insistencia del hombre en excavar su propia tumba, es decir, sobre la autodestruccción.
Detalles de la película
- Titulo Original: Quest (S)
- Año: 1996
- Duración: 12
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Opinión de la crítica
6.5
34 valoraciones en total
Cortometraje surrealista alemán que nos habla del hombre y su entorno. El protagonista es un hombre de arena que en su búsqueda de un elemento esencial y natural como es el agua se ve arrastrado al vacío y la destrucción. Llegará a caer por cinco pisos diferentes, primero un desértico mundo de arena. Luego una especie de mundo de papel para pasar despues a la edad de piedra. A continuación un primitivo pero oscuro mundo de metal, y finálmente un mundo completamente industrializado donde las máquinas inundan el desolador paisaje.
Yo veo aquí una excelente crítica a como el entorno se vuelve en contra del hombre. En nuestra búsqueda del progreso el escenario escapa a nuestro control, el ser humano construye con el paso de los años un sistema que se nos muestra hostil y peligroso. Aún así, el espíritu ambicioso del hombre nos hará querer siempre más pareciendo haber solamente al final autodestrucción y muerte.
He leído dos críticas sobre este corto de animación con las que no puedo estar más en desacuerdo. Me sorprende que en ambos casos se lo interprete como un relato de autodestrucción, cuando es para mí evidente que se trata de todo lo contrario, el hallazgo de sentido en la búsqueda de inmortalidad, pues nada termina en esta historia cuyo final es el principio. El hombre viene a un mundo desértico con una botella vacía, es decir, viene con sed. Inmediatamente reconoce la humedad como aquello hacia lo cual se dirige su naturaleza. Asumirá los riesgos necesarios en una búsqueda irrenunciable en la medida en que quiera seguir siendo él mismo. Ahora recuerdo una expresión del poeta del silencio, Valente, que decía nunca he existido completamente. Existir verdaderamente es participar en esa ardua tarea que es uno mismo y que nunca terminamos del todo. Es tener el valor de buscar el agua que al mismo tiempo nos da la vida y la sed.
La inmensidad de un desierto inicia este surrealista cortometraje del director alemán Thomas Stellmach. El protagonista es un hombre de arena incompleto, que ansía lo que no le ha sido concedido, el agua. Su búsqueda o fin le guiará por hasta cinco diferentes entornos en los que no doblegará su deseo del bien natural por excelencia. La paradoja del anhelo humano es infinita e inextinguible, solo la muerte neutraliza cualquier atisbo de instinto terrenal. Magnífico Stop Motion sobre, en mi opinión, el existencialismo del ser humano.
Siempre, hasta el hombre mas afortunado, queda insatisfecho de lo que es y de lo que hace. Dos soluciones parecen abrirse al hombre insatisfecho: o apagar sus deseos y quedarse tranquilo con lo que tiene, cortar su deseo de plenitud y de infinito, o buscar mas allá del tiempo la realización de su ser.
La primera tentativa no tiene posibilidad de éxito. El hombre siempre espera algo
más de lo que tiene, tiende hacia le prosperidad que nunca podrá encontrar mientras viva. La muerte inexorable acabaría con toda felicidad.
La segunda tentativa es la que abre al hombre al ser absoluto, a un sentido último de la existencia. La esperanza que inquieta al ser humano no es un residuo de la infancia, ni de ninguna manera de signo de madurez o cobardía, sino que se revela la misma naturaleza del hombre. Las cosas materiales y las personas que el hombre experimenta a lo largo de toda su vida no cubren la inmensidad del ser. Siempre podemos pensar en nuevos mundos, en realidades más grandes de las que conocemos. Si el intelecto tiene una apertura infinita, también la voluntad tiene un deseo infinito.
La vida del hombre no es, pues, un estado de satisfacción, sino una tensión, un conflicto, una lucha para descubrir una solución al problema fundamental.
El hombre es esencialmente esta tensión entre el tedio y el deseo. Experimentar el vacío, la perdida del sentido de la vida, es el lo que constituye la angustia existencial del hombre.
Muriendo, acabamos de nacer. De manera análoga al niño que pasa al nacer, del seno de la madre, al mundo de la luz, así el hombre que muere pasa de este mundo espacio-temporal, al mundo secular, totalmente idéntico en esencia. Cumpliendo un ciclo vital, cuando de donde venimos es adonde vamos.