Mia y el león blanco
Sinopsis de la película
Una joven que se ha trasladado con sus padres desde Londres a África desarrolla un vínculo sorprendente y especial con un león salvaje. Su increíble amistad la impulsa a viajar por la sabana para salvar a su mejor amigo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mia et le lion blanc aka
- Año: 2018
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
5.7
54 valoraciones en total
Una de las películas que marcó mi niñez fue Nacida Libre siempre me ha fascinado la amistad que se puede crear entre un animal salvaje y un humano al que ve como su comida. En esta ocasión es una niña pequeña la que crea esta hermosa historia de amistad entre ella y el rey de la selva (un precioso león albino).
Mia le cuida desde que es un cachorrito, viendo con él en casa como si fuera uno más, pero cuando llega a los tres años de edad la cosa empieza a complicarse.
El director Gilles de Maistre filmó en tiempo real, durante tres años el crecimiento del león para no utilizar varios animales, así la joven actriz (Daniah de Villiers) tendría esa conexión con el felino. Todo bajo la supervisión de Kevin Richardson quien tiene una granja de cría de leones sudafricanos y que lucha para proteger a la especie e intenta prohibir prácticas de caza que se muestran en el film. Así que es de agradecer que los efectos digitales del león brillen por su ausencia.
La previsibilidad de la trama se perdonan rápidamente, ya que las escenas en las que la adolescente Mia juega con el león adulto son impresionantes. También sirve como una gran crítica al mercado que existe hoy en dia de gente adinerada que por diversión caza a estos magníficos animales.
Melanie Laurent y Langley Kirkwood interpretan a los padres de Mia, aunque realmente el protagonismo total de la película se lo lleve la niña y el león. Película que por sus valores es muy recomendable para ver con los más pequeños.
Destino Arrakis.
Historia de aventuras de una niña que vive en una granja de animales salvajes y su relación con un león blanco enfocada a todos los públicos que aunque en el desarrollo tiene situaciones bastante obvias, hay que valorar que no busque la sensiblería per se y que deje un importante mensaje alertando de la situación real de las especies salvajes y la crueldad y sinrazón de la llamada cacería enlatada , espantosa práctica en la que España anda en cabeza por desgracia.
De niños, animales y cine
El maestro Alfred Hitchcock comentó en una ocasión con su ironía habitual: Nunca ruedes una película ni con niños, ni con perros, ni con Charles Laugton.
Con Mia y el león blanco el cineasta galo Gilles de Maistre, no solo se atreve con niños, sino que sustituye al perro por una simpática suricata, y a Laugton por un precioso león blanco que se convierte en la atracción y en el mejor actor de la película.
No olvidemos a la niña Daniah De Villiers que con su dulce interpretación desmiente a Hitchcock demostrando que los niños son excelentes actores.
Otra cosa es la guerra que puedan dar en los rodajes. Pero en cualquier caso, seguro que causan menos inconvenientes que algunas supuestas estrellas de cine que pueblan los platós cinematográficos.
La idea de la película y las granjas de leones
La idea del filme surge de una experiencia de Gilles de Maistre cuando rodaba para la televisión francesa una serie documental sobre niños con estrechos vínculos con animales salvajes.
En Sudáfrica, que es donde ha sido filmada Mia y el león blanco, existen granjas para criar leones con el propósito de conservar la especie. La supuesta finalidad de estas explotaciones ganaderas debería consistir en vender a los felinos a zoos o a reservas naturales, sin descartar su reinserción en su hábitat natural.
¿Pero es todo tan transparente e idílico como cuentan los propietarios de las citadas granjas?
La producción a través de una narrativa enternecedora, pero muy poco creíble, trata de abordar qué se esconde detrás de este extraño negocio de la granjas de leones.
Las cacerías enlatadas
Según la historia que narra Gilles de Maistre, en Mia y el león blanco, las denominadas cacerías enlatadas consisten en soltar a un león (comprado con el beneplácito de estos granjeros) delante de uno o varios cazadores armados.
A continuación, estos valientes los matan con sus armas de precisión. Así es como posteriormente pueden llevarse el trofeo a casa sin peligro y supongo que sin remordimientos.
El mensaje de la producción por lo tanto es lícito, efectivo, y valiente. ¿Pero funciona cómo película?
Enfoque y narrativa
Pues cinematográficamente hablando, Mia y el león blanco, se queda a medias entre el documental y una fábula de ficción con aromas a postal impostada de Memorias de África.
Enfocada hacía un público infantil, la historia se centra en la amistad y en los lazos afectivos que se crean entre un cachorro salvaje y la niña que lo cría a base de biberones, y juegos.
La belleza del león absorbe todo en la producción. En la parte visual y en la dulzura narrativa poco se puede objetar.
Sin embargo, las situaciones, y conflictos planteados suenan impostados y faltos de credibilidad.
Los adultos deben afrontar la experiencia desde la perspectiva documental, mientras los más pequeños disfrutarán de la narración como una aventura llena de guiños hacia ellos.
Las interpretaciones y la técnica de rodaje con leones
En el reparto cabe destacar a la niña Daniah De Villiers que hace un estupendo papel interpretando a Mia. La joven ha dedicado tres años de su vida a este personaje (desde los 11 hasta los 14 años), que es el tiempo que ha durado el rodaje de la producción.
Los padres son interpretados por Mélanie Laurent (Malditos bastardos) y por Langley Kirkwood (Dredd) en unas interpretaciones bastante planas.
En el aspecto técnico cabe destacar el trabajo de Kevin Richardson que fue el responsable de que los leones no sufrieran malos tratos, y a la vez de que no pudieran atacar a los actores. Durante la producción, se criaron juntos una manada de 6 leones, entre ellos, Thor, el león que encarna a Charlie, así como otro macho y cuatro leonas.
Una vez acabada la película los seis leones han seguido juntos, y viven en la reserva de Kevin Richardson gracias a unos fondos creados por el equipo de producción.
Conclusión
Mia y el león blanco es una película que aunque nunca acaba de funcionar como una experiencia cinematográfica plena, nos deja mensajes bastantes positivos sobre la integración en el medio natural a través del mundo animal. También nos regala la belleza de la sabana africana y, denuncia con firmeza esas cobardes cacerías enlatadas.
Escrito por Miguel Pina
https://cinemagavia.es/mia-y-el-leon-blanco-critica-pelicula/
Lineal y nada sorpresiva, esta peli tampoco es que sea la originalidad en potencia: La típica lucha para liberar a un animal salvaje que está en cautividad, que ha sido tocada en varias ocasiones (Nacida libre -1966-, Liberad a Willy -1993-, etc.).
Entonces, si no queda nada de originalidad, no hay sorpresas en la trama (no puedo contar nada pero el trailer ya es un espoiler completo por sí mismo) y no hay efectos especiales que comentar (menos mal), pues solo nos quedaría hablar de los actores. Y ahí, pues tampoco es que estemos ante actuaciones de Óscars: Daniah como Mia, pues no lo hace mal para una niña. El hermano, mal. Los padres, peor. El malo, peor que peor. Actuaciones planas (el padre pone cara de asco toda la peli) y lo único de mención es que ves crecer a los niños y al león (literalmente) porque el rodaje duró 3 años para rodar el crecimiento con el mismo animal.
Y poco más. Una crítica directa a la caza enlatada (esa vil manera de matar como deporte leones u otros animales que han sido criados en cautividad, como las perdices en España, vamos) en una peli familiar y un poco lacrimógena (solo un poco, porque sabes que al final no pasará nada).
De cabeza al spoiler a destrozar cosas:
El director Gilles de Maistre, junto con el naturalista Kevin Richardson, nos presenta la historia de Mia, una niña que regresa a Sudáfrica tras vivir casi toda su infancia en Inglaterra. Sus padres deciden retomar el negocio de su abuelo: un criadero de leones. La idea es ayudar a la supervivencia de la especie, amenazada por los cazadores, haciéndolo rentable económicamente gracias al turismo de «safari fotográfico», y a la venta de leones a zoos y otras reservas.
La vida de Mia gira 180 grados: un nuevo país, nuevo colegio, separación de sus amigos,… La niña es completamente infeliz durante medio año, hasta que una nueva amistad llega a su vida, la de un cachorro de león blanco, una subespecie extremadamente rara, de la que apenas existen ejemplares. Este cachorro hará, por fin, rentable la granja, gracias a la enorme afluencia de turistas. El problema es que Mia lo trata como a una mascota, y sus padres no están de acuerdo con esto.
A partir de aquí, podemos valorar la película de dos formas. La primera es de forma cinematográfica. Se trata de una película familiar, que no reinventa la forma de hacer cine, pero que le da una verosimilitud tremenda. Y es que la cinta se ha grabado a lo largo de tres años, para que la relación de la actriz Daniah De Villiers con el león Thor (Charlie en la película) fuese completamente real, y que los actores creciesen en la película al mismo ritmo que en su vida, sin tener que recurrir a otros actores u otro león. Además de esta genialidad, el rodaje se realiza en parques naturales, con animales en libertad y unos paisajes impresionantes.
La película tiene muchos puntos humorísticos enfocados a los niños, aunque también algunos más adultos. Los personajes son creíbles, depende tu visión del mundo empatizarás con Mia, incapaz de pensar que su amigo felino pueda hacerle daño, con su padre, realista aunque con ganas de soñar con un mundo mejor, o con su madre, idealista, intentando mejorar el mundo. Los actores eres elegidos no son demasiado conocidos, a excepción de la cautivadora Mélanie Laurent, pero cumplen sobradamente. De Villiers es un gran descubrimiento, esperemos que reciba algún reconocimiento por su papel. Una banda sonora muy variada le da otro toque de originalidad a la cinta.
La segunda forma de valorar esta película es medioambientalmente. Normalmente, a los que nos gustan los animales, no nos suelen gustar las películas con animales, ya que no nos parece ético utilizarlos, y no sabemos en qué condiciones han estado durante el rodaje. Pero en este caso la cosa es radicalmente diferente. Además de ser una película que ayuda a concienciar sobre la situación de los leones en la actualidad, nos muestra el negocio legal de algunos criaderos: la caza enlatada, es decir, turistas que pagan una gran suma de dinero por matar a un animal en un recinto vallado, en este caso leones. Los animales que aparecen en la película están en estado salvaje o son de criaderos que no realizan este tipo de acciones. El león protagonista fue rescatado, iba a ser vendido a los cazadores. Muy recomendable leer esta entrevista al director y al naturalista.
Así pues, nos encontramos con una película familiar, divertida pero con momentos duros, rodada a lo largo de tres años para hacerla real, y con un gran mensaje de respeto a la naturaleza. Desde mi punto de vista, su visionado es imprescindible.
https://concdecultura.com/2019/03/01/mia-y-el-leon-blanco-como-hacer-una-pelicula-respetuosa-con-los-animales/