Lupin III: El castillo de Cagliostro
Sinopsis de la película
Lupin, un elegante y atlético ladrón, y su compañero Jigen viajan al pequeño ducado europeo de Cagliostro. Allí ayudarán a la bella Clarice, que intenta librarse del temible Conde Cagliostro, e intentarán resolver el misterio de un tesoro oculto que data del siglo XV.
Detalles de la película
- Titulo Original: Rupan Sansei: Kariosutoro no Shiro aka
- Año: 1979
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
7
90 valoraciones en total
Hayao Miyazaki demuestra con esta película que no hace falta tener experiencia para crear una buena película, puesto que esta es el primer trabajo en la gran pantalla de Miyazaki y nos deja boquiabiertos con esta obra. El espectáculo de el principio del film con la persecución de cohes, es una auténtica pasada, incluso Spielberg dijo que fue la mejor persecución de todo el cine. En considerables ocasiones definieron al castillo de Cagliostro como la mejor película de la historia del anime. Más tarde se han estrenado más películas ghibli que le han arrebatado el puesto.
Debido a este comentario de este director decidí verla. Y tengo que decir que no le falta razón, es impresionante todo lo que te muestra en tan solo 110 minutos. Tiene todo tipo de escenas: de acción, secuestros, persecuciones, rescates, humor,… Tiene un ritmo excepcional, sabe tomarse su tiempo es la situaciones que lo necesitan, y aumentarlo para darle frenesí a la acción. Aquí podemos ver apreciar algunos rasgos del cine de Hayao Miyazaki como sus personajes femeninos (es cierto que la tienen que rescatar pero es una adolescente contra una mafia, pero fue ella quien salvó a Lupin III cuando era pequeña y a veces se arriesga para salvar a los demás. Pero también tenemos a Fujiko que tendrá un importante papel para acabar con esta organización), es cierto que el villano no es tan complejo como los que aparecerán en obras posteriores del autor pero cumple su función. Y los compañeros de Lupin III en esta película están desaprovechados, pero la película se llama Lupin III y se debe llevar todo el protagonismo.
Como conclusión tengo que decir que es muy entretenida y muy recomendable. Creo que si le das una oportunidad no te arrepentirás.
Antes de empezar esta crítica, creo necesario destacar que éste es mi primer contacto con Lupin III , así que mis referencias de los personajes sólo incluyen esta película y no la serie en la que se basan, menos aún el manga. ¿Por qué advierto de esto? Porque, como de costumbre, voy a hablar de Miyazaki.
Es evidente que El castillo de Cagliostro no muestra precisamente la madurez de Miyazaki como autor, y que aún tendría que pulir su estilo más hasta llegar a lo que es hoy, pero por otro lado es más avanzada en sus planteamientos ideológicos de lo que se dice. Aunque estoy de acuerdo con la excelente crítica de irian hallstatt en gran parte, hay un punto en el que comenta que tampoco está presente aún el discurso total en valores humanos, ecológicos, y si me aprietan, espirituales, ni el componente folclórico-mitológico, o la exhuberancia simbólica que llegará a la culminación con Chihiro . No comparto esta afirmación, y voy a intentar explicar por qué.
Si bien el estilo del autor aún debía asentarse con el tiempo, no es cierto que El castillo de Cagliostro represente un paso previo a su conocido discurso ecológico y de conciliación. Un año antes del estreno de esta película, Miyazaki dirigió la serie Conan, el niño del futuro , en la que ya se introducen todas esas facetas y sirve de planteamiento básico de toda su ideología posterior, de hecho, las semejanzas entre esta serie y El castillo en el cielo son más que notables.
Lo que ocurre con esta obra en concreto es que es una película de aventuras protagonizada por un ladrón de guante blanco, en un contexto que no da pie al discurso a favor de la naturaleza, y que antes que hacer reflexionar sobre las motivaciones de los personajes, pretende divertir con la acción y las estrategias del protagonista y su malvado antagonista. Es decir, no tiene mucho sentido llenar esta obra de una intención discursiva.
Sin embargo, sí hay signos muy claros de los planteamientos de Miyazaki, y de ellos tal vez el más significativo es la caracterización del personaje principal. Son interesantes los paralelismos entre Lupin y Porco de Porco Rosso , los dos son personajes esencialmente bondadosos, pero que por lo demás no persiguen un objetivo concreto. Se rebelan contra el sistema, pero lo hacen no como objetivo último sino como forma de vida, y no pueden dejar que nada ni nadie les ate. Así, Lupin es un ladrón que busca dar un gran golpe y sin embargo no le importa tirar el dinero de sus atracos y seguir persiguiendo la aventura, hasta las últimas consecuencias. Porco, por otro lado, es un personaje más serio, más reflexivo, y cuya actitud tal vez se debe a sentimientos más profundos, pero los dos están cortados por el mismo patrón. Personajes que se sienten y se mantienen fuera de la ley, por motivos distintos, pero ambos con un concepto particular de la justicia y unos valores muy arraigados.
Aunque Hayao Miyazaki ya se había fogueado en televisión con diversas series (como animador en Heidi y Marco o dirigiendo la magnífica Conan, el niño del futuro), no fue hasta El castillo de Cagliostro cuando se lanzó a dirigir cine. Y se nota que ya apuntaba todas las geniales manías que han marcado su cine posterior. El castillo de Cagliostro pese a basarse en un personaje televisivo como Lupin (quizás recordeis ese ladrón de guante blanco que se burla de la ley… ), logra una personalidad muy propia y una película que sorprende por ser redonda. Tiene un guión muy consistente y una historia que engancha de principio a fin, aderezado por diversas maravillas visuales y detalles que se quedan grabados en la mente.
Tiene acción, pero sobre todo conciencia, y la bondad crítica que solo sabe imprimir Miyazaki a sus obras. Es una película para disfrutarla, quizás a los niños les guste la acción trepidante pero sobre todo enganchará a los mayores por muchos aspectos, incluso políticos e ideológicos, para no perder detalle de como un protagonista en principio malo como es un ladrón que pretende robar pasa a ser el héroe de la película ante el bueno millonario que no resulta ser tan bueno.
El castillo de Cagliostro es un auténtico descubrimiento para todo aquel que empiece a revisar la obra de Miyazaki más allá de El viaje de Chihiro.
En esta primera película Miyazaki recoge ya elementos que serán habituales, o toda una constante, en su producción, mientras que están ausentes otros que irá poco a poco incorporando, enriqueciendo su cine. Por supuesto, aun no tenemos la magnificencia visual de sus últimos trabajos, pero el diseño no desmerece, y no está muy alejado de El Castillo en el Cielo o Porco Rosso, quizá aquellas con las que esta cinta guarde más similitud, junto con la serie Sherlock Holmes. Tampoco está presente aún el discurso total en valores humanos, ecológicos, y si me aprietan, espirituales, ni el componente folclórico-mitológico, o la exuberancia simbólica que llegará a la culminación con … Chihiro.
Tenemos acción, mucha comedia, y la fantasía de lo estrambótico. Nos encontramos ya con la obsesión de Hayao por los extraños artefactos voladores (y otras aparatosas extravagancias tecnológicas), por los plácidos rincones apartados del mundanal ruido a modo de refugio para sus personajes, por las fantasiosas escenas de acción y estrafalarias persecuciones de lo más inverosímiles, etc.
También hay que destacar algo poco habitual en la obra de Miyazaki, pero que si se da en esta película, y es la polarización de sus personajes, es decir, lo normal en Miyazaki, y aun más en sus últimos trabajos, es construir personajes duales, ni muy malos ni muy buenos, y que además sufren súbitas e inexplicables transformaciones de actitud y comportamiento a lo largo de la narración, convirtiéndose en arquetipos solo en el universo Miyazaki. Pero en El Castillo de Cagliostro tenemos una historia y unos personajes que se adaptan al esquema héroe noble–desdichada heroína–cruel tirano típico del goticismo europeo –del que además extrae otro motivos: el castillo, sus misterios, …- y del romanticismo –me recuerda algo al romanticismo tardío de Leroux por ejemplo-, después Miyazaki seguirá dando muestras de su gusto por la historia, la cultura y la literatura europeas de los últimos siglos. El caso es que tenemos a un malo malísimo del que no podemos esperar nada bueno, alejado de la indefinición o ambigüedad de muchos de los personajes de El Castillo Ambulante, … Mononoke, … Chihiro, o Porco Rosso, una desdichada damisela, no tan cándida como pudiera parecer, y un noble héroe (Lupin), aunque sea un poco sinvergüenza. Por cierto que me encanta como estan construidos los personajes, no llegan a ser todo lo entrañables que son otras figuras de este director, pero… ¿quién no se enamora de la princesa?
En definitiva, la peculiar y bizarra visión de Miyazaki del cuento gótico y romántico europeo, bien narrada, interesante, y muy divertida, otra obra de Miyazaki que se disfruta del tirón.