La máscara de Fu Manchú
Sinopsis de la película
La tumba de Gengis-Kan es descubierta en el desierto de Gobi, lo cual suscita el interés de todos los arquéologos del globo. También acapara la atención de Fu Manchú, quien estima que poseyendo la máscara y la espada del mítico guerrero se granjeará la unión de los pueblos de Oriente y de esa manera conquistará el mundo. El descubridor de la tumba es secuestrado por los dakoits del maligno doctor en un museo, y la hija de aquél, el prometido de ésta y Sir Nayland Smith se harán cargo del tesoro de Gengis-Kan. El futuro yerno del arqueólogo se presenta ante Fu Manchú con una imitación de las reliquias, con el fin de liberar al secuestrado, pero la falsificación es descubierta y el joven caerá también en garras del maligno oriental…
Detalles de la película
- Titulo Original: The Mask of Fu Manchu aka
- Año: 1932
- Duración: 68
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Opinión de la crítica
5.8
52 valoraciones en total
Boris Karloff ya había debutado en el genero del horror con Frankenstein (1931, de Whale) y La momia (1932, de Freund). En esta ocasión a diferencia de en sus anteriores películas de terror, su personaje no es ningún monstruo como a los que el público estaba acostumbrado a verle interpretar, monstruos como Frankenstein, la momia y Drácula. Aun así el maligno oriental es tan siniestro como los otros. Fu manchú nació en 1913 de la mano del escritor Sax Rohmer famoso por sus novelas de misterio y policíacas. El personaje es de origen noble perteneciente a la familia imperial, aparece otorgado de una gran fortuna y gran cantidad de esbirros, ninjas y otros guerreros y sectas orientales a su mando, usa frecuentemente animales mortales tales como serpientes, arañas y escorpiones también es capaz de idear aparatos modernos. Normalmente es derrotado por el investigador inglés Sir Denis Nayland Smith y el doctor Petrie.
Su cuarta aparición en un largomentraje fue sin lugar a dudas la mejor de todas las apariciones de este (ya había aparecido en seriales mudos con Harry Agar Lyons y en una trilogía de películas con Warner Oland, El misterioso Dr. Fu manchú ,La expiación de Fu manchú y La hija del Dragon). Su director Charles Brabin había realizado muchas películas mudas la mayoría están hoy en dia olvidadas esta es la única que es conocida hoy en dia si no contamos Ben Hur (1925) película que no termino y que fue acabada por Fred Niblo. Boris Karloff tenía que aguantar 2 horas y media diarias de maquillaje (lo cual es poco comparado con las 8 horas de Frankenstein y la Momia). Fuera de la magistral interpretación de Karloff las actuaciones son adecuadas (la más destacable es la de Myrna Loy como la hija de Fu manchu). Fu, a menudo aparecía en películas de Serie B apenas conocidas y en seriales. Fu, retorno al cine realmente en 1965 en la película El regreso de Fu manchú de Don Sharp con Christopher Lee el sustituto de Karloff como rey del terror, la película tuvo cuatro secuelas Las 13 novias de Fu manchú,la venganza de Fu manchú, Fu-Manchú y el beso de la muerte y el castillo de Fu manchú. Pero ni el regreso, ni las novias, ni la venganza, ni el beso, ni el castillo lograron superar a la mascara. Es Boris Karloff quien se merece ser recordado por este papel.
Otras películas de interés: El misterioso Dr. Fu Manchu (1929) ,La expiación de Fu manchú (1930) , La hija del Dragon (1931), El regreso de Fu manchú (1965), las 13 novias de Fu manchú (1966), La venganza de Fu manchú (1967), Fu-Manchú y el beso de la muerte (1968), El castillo de Fu manchú (1969) y El diabólico plan del Dr. Fu Manchu (1980) y la hija de Fu manchú (1990, cortometraje de 20 minutos con Paul Naschy en el papel).
Ver también los seriales de Harry Agar Lyons.
La única tortura china es ver esta película. Pero no deja de tener interés histórico y sociológico. 1932, el género del horror americano apenas acababa de nacer, y seguían con la resaca de la crisis económica. La gente quería evadirse en el cine y ver morbo: Drácula, Frankenstein… ahora con ingrediente extra exótico, rollitos de primavera y cerdo agridulce.
Boris Karloff, que de eterno extra (solía hacer de indio o musulmán) alcanzó la fama con la mítica Frankenstein (1931) de Whale, se convirtió en el actor por antonomasia del género, junto a un cada vez más malogrado Bela Lugosi. Aquí tenemos a blancos haciendo de chinos, pero no cualquier tipo de chino, sino chinos retorcidos y malignos, el tópico del malvado oriental. Los de Hollywood no se cortaban un pimiento a la hora de reflejar sus tópicos, porque es sabido que los americanos siempre se han creído el ombligo del mundo.
La máscara de Fumanchú, apuesta de la Metro basada en el personaje de novela, es un título menor del género en aquellos años, pero destacó por su sabor exótico y tuvo secuelas y otras versiones años después. La amenaza del malvado Oriente contra Occidente. Así, por la cara.
Lo mejor: ver a Karloff maquillado de Fumanchú, con cara de te vol a toltulal
Lo peor: Aburrida y muy envejecida película.
Surgido de la pluma del novelista inglés Sax Rohmer en torno a 1912 el personaje del Dr.Fu Manchú se hizo con las inconmensurables facciones de Boris Karloff en esta producción de la Metro de 1932. Su argumento se centraba en la búsqueda (que todavía continúa en la actualidad) de la tumba de Gengis Khan y del poder de sus reliquias enterradas con él. En esta producción los interesados en dar con ella son el gobierno inglés y el asiático Fu Manchu, unos con intereses relativos colonialistas y protectores de la seguridad del primer mundo y el otro con el vil interés de convertirse en el nuevo Gengis Khan y arrasar con la raza blanca.
Hasta entonces Fu Manchú solo había tenido otros dos rostros, el del irlandés Harry Agar Lyons en al menos una veintena de cortos ingleses de la época muda y el sueco encasillado curiosamente en papeles de oriental Warner Oland. Después de Karloff el personaje dormiría practicamente para el cine hasta su resurrección de la mano del no menos grande Christopher Lee.
En este apreciable film de 1932 de escasa duración, poco más de una hora, nos encontramos con un realizador no demasiado conocido, Charles Brabin (algunas fuentes dicen que ayudado en parte por el más célebre Charles Vidor), un director inglés de largo recorrido en el cine mudo al que le sentaron un tanto mal los años del sonoro retirandose pronto viviendo el resto de su vida casado nada más y nada menos que con Theda Bara, ésta si que no se dejó ver para nada por el cine sonoro. El gran actor de reparto Lewis Stone interpreta a Sir Denis Nayland Smith un personaje que va de la mano de Fu Manchú en muchas de sus apariciones. Tenemos a otra gran secundaria Karen Morley, que se casaría poco después con Charles Vidor (véase el porqué tal vez de que Vidor anduviese por el rodaje). Y tenemos a, ésta sí, una actriz de primera línea del Hollywood clásico, Myrna Loy en el papel de la hija de Fu Manchu con un rostro enigmático y hechizante, místico, perfecto para la película.
La película fue rentable aunque no lo suficiente para que se decidieran a explotar al Doctor en más películas en forma de saga para el cine, en cambio sí lo llevaron con éxito en forma de seriales. Es un largometraje indudablemente entretenido, precursor en muchos aspectos de ese cine de aventuras que sitúa a los héroes ante pruebas y torturas rebuscadas y peligrosas (véase paredes con clavos que se van cerrando, cocodrilos, la tortura de la campana…). Es interesante recuperarla sobre todo para los amantes del cine, no tanto de terror, como de aventuras como digo y para seguidores completistas del imponente Karloff. Aunque no llegase a ser un producto de primera línea lo suficientemente memorable como para que hoy lo incluyeramos entre otras obras más imperecederas del Hollywood clásico.
Hacía dos décadas que el novelista Sax Rohmer había creado el personaje de Fu Manchú: un viejo doctor chino con grandes recursos económicos, especialista en filosofía, medicina y leyes, que conspiraba continuamente para dominar el mundo. Era famoso por su astucia, su falta de escrúpulos y sus ingeniosas torturas para quebrantar voluntades.
Boris Karloff tenía así una buena oportunidad para añadir otro monstruo carismático a su colección. La presentación del doctor Fu Manchú en la película, con su cara distorsionada al reflejarse en su instrumental, resultaba impactante.
Junto a él una joven Myrna Loy (claramente desaprovechada), interpretaba a su hija, y resultaba una alumna aventajada en maldades.
El planteamiento prometía. La búsqueda por parte de una expedición británica de la tumba de Genghis Khan provocaba el interés de Fu Manchú, que buscaba un golpe de efecto para liderar una revolución en Asia.
Una pena que la película fuera tan ingenua (algunos ejemplos en el spoiler). Queda hoy en día como un entretenimiento menor, aderezado con un lamentable tono racista.
En todo caso me quedo con la siniestra composición de Boris Karloff, con la mirada felina de Myrna Loy, y con el hallazgo de Genghis Khan entronizado en su lujosa tumba (un momento que quizá algún día pueda hacerse realidad).
Personaje creado a principios del siglo XX por Sax Rohmer, Fu-Manchú encarnaba al miedo occidental ante una sociedad como la china, y por ende, a un mundo asiático, rico en cultura, historia y tradición, ninguneado y vampirizado por los pujantes imperios occidentales. La India estaba dominada, entre dominios y principados sumisos, pero China era ese gigante dormido del que alertó Napoleón, y al que se tenia un inconfesable pavor.
La película es un catálogo de todo lo que hoy en día se considera, por parte de los inquisidores cinematográficos, como políticamente incorrecto: 1) White-washing a malsalva, con un actor británico como Karloff interpretando al siniestro Doctor, o a Myrna Loy como su hija, 2) comentarios racistas a tutiplén, del estilo a mi un chino no me vence en nada que dice uno de los advenedizos arqueólogos británicos, 3) los orientales son mostrados como gente inculta y supersticiosa, que solo sirven para acarrear fardos y precisan de la tutela occidental, 4) una lascivia oriental, tanto en hombres como en mujeres, rayana en la violencia, cuando Fu-Manchú llama a la violación de mujeres occidentales para acabar con la raza blanca 5) la sensación de que todos los orientales son traicioneros y están esperando su oportunidad para morder la amable mano occidental.
Resulta curioso, visto desde 2020, como se nos muestran a los ingleses saqueando, sin ningún remordimiento, los tesoros arqueológicos de una cultura a la que desprecian, como hicieron en Egipto y Mesopotamia, en una afán de coleccionismo siniestramente infantil.
Fu-Manchú y sus intenciones es el reflejo de lo que la sociedad occidental perpetraba en aquellos años en Oriente. El siniestro Doctor pretende sojuzgar y llegado el caso, exterminar, a la sociedad occidental y blanca, usando la violencia religiosa desmedida y el desprecio racial, aunque, en este caso, por la raza blanca. El racismo occidental se ve reflejado en estos filmes. Y este efecto rebote asiático no era una invención, puesto que el Imperio japonés jugó esta baza mostrando a los países asiáticos que los occidentales no eran invencibles y ofreciéndose como potencia colonial alternativa. Tras la WWII los que lucharon contra los japoneses decidieron que ya no necesitaban a unos occidentales soberbios y codiciosos y, tras unos años de conflictos bélicos en algunos territorios, se independizaron. Fu-manchú descansaría tranquilo en su tumba.
El filme es un gustazo, un filme de aventuras y terror, con un Mad Doctor como Fu-Manchú, dotado de una exquisita y maligna inventiva para crear aparatos con los que infligir una muerte atroz a sus prisioneros, cruel e inhumano, supremacista racial, conquistador del mundo, que pretende alzarse como el líder de todos los asiáticos, desde Persia a Indonesia, sean musulmanes, taoístas o animistas, con el único fin de exterminar a la raza blanca y su dominación.
Karloff se recrea, con esa sonrisa perturbadora a un personaje que jamás pierde la calma, con esa paciencia oriental. Aparatos fascinantes, energía eléctrica en un arco de Faraday, rayos eléctricos para achicharrar a los villanos, sociedades secretas, asesinos exóticos y una encarnación del Doctor homenajeada en el clásico de Carpenter Gran golpe en la pequeña China , aunque sin la vertiente mística.
Un auténtico archivillano para el placer del espectador, el protagonista absoluto frente a unos descafeinados héroes. Disfrútenlo.