Fariña (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2018). 10 episodios. Años 80. Galicia. La reconversión de la pesca ha dejado a una parte de la flota gallega en tierra y cientos de armadores endeudados. No hay trabajo. En los muchos pueblos de pescadores que recorren la costa gallega, la falta de ingresos y los pagos cotidianos estrangula las economías familiares. Es el caldo de cultivo perfecto para que se produzca la gran transformación: los antiguos traficantes de tabaco dan el salto a algo más grande, más lucrativo, pero mucho más peligroso: las drogas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fariña (TV Series)
- Año: 2018
- Duración: 70
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Opinión de la crítica
7.7
69 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Alejandro Carro
- Alfonso Agra
- Antonio Durán
- Antonio Mourelos
- Brais Yanek
- Carlos Blanco
- Carlos Sante
- Celso Bugallo
- Chechu Salgado
- Christian Escuredo
- Cristina Iglesias
- Eva Fernández
- Iolanda Muíños
- Isabel Naveira
- Isabel Serrano
- Iván Marcos
- Jana Pérez
- Javier Rey
- Juan Pablo Shuk
- Luisa Merelas
- Machi Salgado
- Manuel Lourenzo
- Mara Sánchez
- Marcos Viéitez
- María Vázquez
- Mariana Carballal
- Marta Larralde
- Mela Casal
- Miquel Fernández
- Miro Magariños
- Monti Castiñeiras
- Nacho Castaño
- Pepo Suevos
- Ricardo de Barreiro
- Tamar Novas
- Tito Asorey
- Tristán Ulloa
- Víctor Duplá
- Xoel Fernández
- Xosé A. Touriñán
- Xulio Abonjo
Potente, polémica e interesante producción sobre el narcotráfico gallego que no dejará al espectador indiferente.
No es cuestión baladí el asunto ya que, según fuentes policiales y judiciales, sigue todo muy vivo. Muy presente en todos esos pueblos y municipios que, geográficamente eran, (y son), un espacio idóneo para la entrada de tan ingente cantidad de droga.
En el elenco encontramos brillantes interpretaciones de las que, los que somos da Terra , nos sentiremos realmente orgullosos de que se vean en una cadena nacional (más allá de la TVG). Hablo del gran Morris, Carlos Blanco, Isabel Naveira… (entre otros).
Todo el mundo conoce la obra en la que se basó. Ese libro maldito que, incomprensiblemente, y en pleno siglo XXI, se ha secuestrado judicialmente por un juzgado de instrucción. Sí, secuestrado en la era de la informática, del whats App , la venta online.. etcétera.
Mi consejo es que, cuando se levante este embargo, lo leáis. Leedlo reposadamente para quedaros con todo y luego ved esta serie. Ya que la serie cuenta todo – y ese es su gran defecto- de forma muy atropellada . A un año por capítulo es demasiado rápido, señores.
Una cosa que valoro es la denuncia de la serie sobre la complicidad e, incluso, a veces, clara colaboración de la clase política (sobre todo de cierto partido político que se cambió de siglas), y del poder en general, con toda esta maraña de empresarios ejemplares que traían riqueza a su tierra .
Que conste que eché en falta más protagonismo del amiguete que llevaba en su embarcación al Excmo. y actual presidente de la Xunta de Galicia. Tan sólo se ve a este primero de forma muy secundaria en alguna que otra escena.
El cambiar algunos nombres ya lo había visto en la fundamental serie colombiana Pablo Escobar, el Patrón del Mal . Hay que pensar que muchas de estas personas siguen vivas, con sus correspondientes y previsibles acciones legales. Laureano Oubiña (al cual no se le cambió de nombre) ya anunció que iba a demandar a la serie por cierta escena de carácter sexual.
No quiero extenderme más, esta es la serie del momento y ya se ha dicho todo de ella. Pero permitirme la licencia de, si os gusta este tema, recomendaros algunos libros (aparte de Fariña ).
La conexión gallega, del tabaco a la cocaina . Perfecto Conde. 1991. (imprescindible).
Cero Cero Cero . Roberto Saviano. 2013.
Pablo Escobar, mi padre . Juan Pablo Escobar. 2015.
Pablo Escobar, lo que mi padre nunca me contó . Juan Pablo Escobar. 2017.
Concluyo pensando en cómo es posible que pasase eso que comento en el título. Así fue.
Gracias por leer.
Ah, y Galicia es mucho más que toda esta porcallada que sale en la obra. Venid a conocerla, no os defraudará.
Mi tierra está a 1.000 kilómetros de Galicia, pero dada mi edad cuando era niño los nombres de Sito Miñanco, Laureano Oubiña o Manuel Charlín fueron durante un tiempo habituales en prensa y televisión. Las andanzas de estos narcotraficantes, lo que supusieron para miles y miles de gallegos adictos y/o muertos, las manifestaciones y los juicios cuando los pillaron…marcaron una época en España y fueron un símbolo de los 90, en cierto modo.
No he leído el libro (que no es ficción) y no sé hasta qué punto hay de cierto en la serie y qué hay de licencias poéticas, pero aunque sólo fuera una pequeña parte, ya impresionaría cómo formó su poder Miñanco, y lo que hizo y lo que provocó. Ya de por sí maravilla la escena de los veteranos contrabandistas de tabaco hablando de negocios mientras juegan al dominó entre carajillos.
Excepcionalmente bien ambientada, tanto por la estética de los años 80 como por la utilización de actores gallegos que aportan el verismo necesario (si bien ya hay espectadores galaicos que se han quejado), Fariña resulta bastante entretenida, jugosa e hipnótica y bebe claramente de series como Narcos y Gomorra , de clásicos de Scorsese o Coppola y de ese icono mafioso y chusco de los 80 llamado Tony Montana (diablos, hasta la música de la serie parece hecha por Moroder, como la de El precio del poder , si bien con gaitas).
A destacar una vez más el reparto, desde el Miñanco de Javier Rey al Charlín de Antonio Durán, sin olvidarse del Oubiña de Carlos Blanco o el Terito de Manuel Lourenzo, más la pléyade de secundarios.
Como gallego y sabiendo lo que pasó por aquí lo único que puedo decir es que éste primer capítulo está a gran nivel, diría que no desmerece en nada a Narcos o Roma criminal a nivel europeo por poner dos ejemplos, otra cosa es si podrá mantener el nivel.Y después de ver a cierto presidente gallego que veía la Clave con 15 años pero no recordaba leer ninguna noticia de las 66 que se pusieron en prensa gallega y nacional sobre los quehaceres en ratos libres de cierta amistad peligrosa, espero que la serie haga hincapié(supongo que si debido a la denuncia de un ex-alcalde) de la normalidad con la cual se relacionaban y dopaban a ciertos partidos políticos e incluso su relación con el poder máximo como Pablo Vioque que si sale en la serie(yo no he leído el libro) puede dar mucho juego.
Si se atreven a reflejar con pelos y señales puede que se llenen de querellas pero entre la calidad de la serie y lo que cuentan me aventuro a decir que después de Crematorio la mejor serie española que he visto y podemos darle gracias a cierto partido por generar tan buenos argumentos para dichas series.
El audiovisual italiano ha situado a la mafia y a la corrupción sistémica en el foco de su análisis sobre la deriva del país. Romanzo Criminale, 1992, La mafia uccide solo destate o Gomorra han sido un enorme éxito a niveles artísticos y económicos, traspasando fronteras y teniendo impacto en medio mundo. El poder de fascinación de la mafia reside en el hecho de que es algo netamente italiano, pero a la vez se sustenta y explica mediante conceptos universales (el poder, la dominación, la familia, el dinero…).
En Galicia, a partir de los 80, se produjo un fenómeno de corte similar, aunque obviamente a menor escala, al de la mafia italiana: el narcotráfico, con características parecidas a las de su hermana mayor del país transalpino: corrupción masiva de las fuerzas de seguridad, financiación ilegal de partidos políticos, blanqueo de dinero a gran escala, control efectivo del territorio, intensas conexiones con otros actores del crimen organizado nacional y extranjero y cierto (retorcido) prestigio social… El impacto del narcotráfico en Galicia es innegable, mucho menos violento que el de la mafia, pero con unas repercusiones socio-sanitarias durísimas: toda una generación de jóvenes gallegos convivió con el tráfico y consumo de drogas, que causó durante los años 80 y 90 fallecimientos que se cuentan por millares.
Teniendo en cuenta esta realidad, resulta sorprendente que la cultura gallega en general y el audiovisual en particular, hayan ahondado tan poco en la industria ilegal del tráfico de drogas y en sus corruptas relaciones con los actores que ejercen el poder público. Sin embargo, dentro de un panorama en el que están aflorando los dramas que navegan por las corruptelas que acucian al país, tanto en el cine (Grupo 7, La isla mínima…), como en la televisión (La zona, La peste…), el narcotráfico gallego puede ser el centro de obras estimulantes y ambiciosas, que nos expliquen cómo hemos llegado hasta este punto de nuestra historia y qué tipo de sociedad somos.
Ese proceso de degeneración social, económica y política es explorado en Fariña, la novela de no ficción del periodista Nacho Carretero y en su adaptación televisiva, a cargo de la productora Bambú. Durante los años 80, en una Galicia eternamente emigrante y en crisis socioeconómica perpetua, el inicio del declive de las industrias pesquera y conservera, dejó las rías abiertas de par en par para el contrabando. Así, el tráfico de drogas se convirtió en las Rías Baixas ya no sólo en la alternativa fácil a la emigración, si no en la única viable para aquellos chavales sin formación u oficio no relacionado con el mar. Es decir, para los jóvenes don nadie como Sito Miñanco (un solvente Javier Rey), procesado de nuevo, en nuestro 2018, por narcotráfico, o para los hijos de los contrabandistas de tabaco, como los vástagos de Manuel Charlín (Morris en uno de sus mejores trabajos).
Fariña bebe, tanto formal como narrativamente, de la nueva ficción mafiosa italiana, que marca, como hemos sostenido con anterioridad, el camino a seguir a la hora de poner en marcha un conjunto de relatos sobre la podredumbre económica, política e incluso moral que atenaza a nuestro país. Una de sus grandes virtudes es proponer un estimulante retrato del poder, o más bien de la necesidad de ejercer el poder. Miñanco no desea tanto ser rico, como ser poderoso. Ser respetado, ser uno de los actores que ejercen el poder y controlar el espacio en el que habita. No deja de ser la versión impulsiva e inestable del líder del contrabando de tabaco, Terito (enorme Manuel Lourenzo), puesto que éste no quiere ser multimillonario, si no que quiere tenerlo todo bajo control, de ahí que se niegue a arriesgar su posición de poder pasando del tráfico de tabaco (un crimen, sí, pero menor bajo su punto de vista moral) al de cocaína (una sustancia ilegal y fuertemente perseguida por los estados).
En el retrato de los jóvenes traficantes, Fariña puede moverse al ritmo del cine de mafias de Martin Scorsese. Mientras que en el dibujo de los traficantes de la vieja escuela, parece retrotraerse al de Francis Ford Coppola, con esos hombres sentados a la misma mesa hablando de sus negocios y del negocio de todos, la política. En un momento dado, uno de los capos anuncia que habrá elecciones autonómicas y municipales pronto, ya sabemos quién queremos que gane ¿no?. Los de siempre responde Laureano Oubiña, uno de los jefes de la droga más conocidos popularmente. En esta secuencia, donde cada frase da para un análisis del discurso, Fariña muestra todo lo que puede llegar a ser.
Hablando de fenómenos sociales, la cadena de supermercados más importante de Galicia, Gadis, con presencia en toda su geografía, lleva años poniendo en marcha una fuerte campaña de marketing audiovisual, a través de anuncios de gran producción, que ya forman parte del imaginario colectivo gallego. Uno de sus primeros eslóganes (han ido degenerando hasta el que manejan actualmente: por se morremos) rezaba se chove, que chova, haciendo hincapié en un elemento fundamental de la personalidad de los gallegos: la capacidad de continuar adelante a pesar de las adversidades (ya sean de índole natural o humana). Sin embargo, también podríamos conectar esta frase, a priori optimista e inofensiva, con un dicho popular muy famoso en Galicia: mexan por nós e temos que dicir que chove. Las relaciones clientelares y criminales que se establecieron entre los capos del narcotráfico y los líderes políticos sembraron Galicia de drogas y corrupción, llenando el vacío dejado por la falta de una política económica pública. Y los gallegos hicimos como si aquí no estuviera pasando nada. Cuando al presidente de la Xunta de Galicia le preguntaron sobre un viaje que hizo con el narcotraficante Marcial Dorado, Alberto Núñez Feijóo fue incapaz de recordar quién había pagado el viaje, ni si quiera a dónde habían viajado, sólo pudo asegurar que había nieve. Pues eso, se neva, que neve.
Comencé a ver Fariña sin demasiadas pretensiones. El prejuicio de lo hecho en España me pesaba y mucho. La mayoría de las series made in Spain arrastran actores sobre actuados, guiones simplones y personajes planos, copiando cliché tras cliché. En pocos minutos de visionado te das cuenta que Fariña es otra cosa, actuaciones correctas, buena fotografía, buen guión, buen ritmo…. Todo esto hace que resulte creíble. Podría valorar el cine entre creíble y no creíble. A veces hay una escena, un dialogo, un actor que te saca de la hipnosis, de la meditación, del viaje de disfrutar de una buena historia. Fariña es creible, real como la vida misma y al mismo tiempo te cuenta una historía de la que nunca habías participado, te lleva a un mundo de mafias y mafiosos, sin tener que exagerar ninguna situación y sin abusar tontamente de violencia y persecuciones. No hay estereotipos, no hay clichés, por eso cada personaje de Fariña podría ser tu vecino de al lado o cualquier persona que hemos conocido en la vida real. Y el acento gallego tan olvidado en el cine y en las series le da un halo de encanto que cuando acaba el piloto de hora y pico, hincas las rodillas y rezas al buen Dios del cine, que el próximo episodio de Fariña, siga bendecido por las musas. Algunos se echarán las manos a la cabeza, pero para mi este primer piloto mejor incluso que Narcos. El acento gallego se vuelve mas irresistible que el colombiano en esta ancestral historia de vencer antes de ser vencido.