El señor de la guerra
Sinopsis de la película
Edad Media, Brabante, siglo XI. Un caballero normando (Heston) se convierte en señor feudal de unas tierras extrañas habitadas por hombres semisalvajes. Se enamora perdidamente de Bronwyn (Forsyth), una misteriosa doncella por la que acaba perdiendo el poder y el honor.
Detalles de la película
- Titulo Original: The War Lord
- Año: 1965
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
Película
6.8
68 valoraciones en total
De vez en cuando me da por saldar viejas deudas y ayer le tocó el turno a El señor de la guerra, de Franklin J. Schaffner. Sabedor que resultaría prácticamente imposible volver a experimentar esa indescriptible conmoción existencial que me produjo el binomio Schaffner-Heston con El planeta de los simios, me conformaba esta vez con disfrutar de una amena sesión de cine a base de espadas, armaduras, almenas y catapultas.
Cuál fue mi sorpresa cuando además de una magnífica historia de venganza, rencillas familiares y contiendas medievales, me encontré con un inesperado romance. Una cálida e intimista historia de amor repleta de matices mitológicos y trovadorescos. Indudablemente, algún dato importante se me había pasado por alto. The lovers, claro. El título de la novela de Leslie Stevens -cuya adaptación cinematográfica había trasladado Schaffner a la gran pantalla- era tan obvio que no pude evitar sentirme un poco mendrugo. Así pues, con objeto de no volver a incurrir en despistes de tal calibre, tras ver la peli, decidí documentarme. Decepcionado al corroborar que Miquel no había colgado su pertinente crítica, me dispuse a dar un corto paseíto por google para curiosear algunos pormenores del film que me habían llamado poderosamente la atención. Mi principal impulso (pa’ que nos vamos a engañar) fue echarle un ojo a la biofilmografía de Rosemary Forsyth, la preciosa aldeana que trae de cabeza al prota, Crisagón de la Cruz (Charlton Heston). Constaté con cierta desdicha que semejante bellezón era una actriz canadiense de segunda fila -en activo aún- con pocas, poquísimas intervenciones fílmicas de relumbrón. Una verdadera pena. Por si acaso me quedé con el título de una de sus pelis más conocidas: ¿Qué fue de tia Alice?. Creo que la vi hace un porrón de años dentro del ciclo Mis terrores favoritos, de Chicho Ibáñez Serrador, pero no estoy muy seguro de ello.
Retornando a El señor de la guerra tan sólo añadir que me hubiera gustado mayor incidencia en temáticas genuinamente feudales (el vasallaje, por ejemplo) y que no todo quedara reducido a cuestiones tan folclóricas como el ‘derecho de pernada’, pero bueno…, no le pidamos peras al olmo y quedémonos con lo mejor de esta peli. Y es que al margen de esa apasionada historia de ‘amor fou’, de las espectaculares secuencias de acción y de la dulce Rosemary, no podría finiquitar esta crítica sin destacar la gigantesca presencia de ‘caradepiedra’ Heston. Uno de esos actores capaces de merendarse la pantalla sin apenas despeinarse. En esta ocasión, luciendo el mejor peinado a la taza de la historia del cine.
Franklin J. Schaffner volvió a mostrar su gran talento en contar historias con esta épica película que trata las relaciones entre los paganos y los vasallos al servicio de un duque. La trama sigue la vida de un caballero (Charlton Heston) al servicio de un duque, que junto a su hermano (Richard Boone) y sus hombres se instalan en un castillo cerca de una aldea. Los problemas llegarán cuando el caballero se enamora perdidamente de la mujer del hijo de la aldea, que llevará a la rebelión de los paganos en contra del caballero y del duque.
A pesar de no ser el trabajo más destacado de su realizador, sería injusto no tener esta cinta en cuenta, pues le sobra calidad. Sí que es cierto que puede haber algunos altibajos en la elección de los actores, pero en general todos ellos cumplen bastante bien, es especial Richard Boone.
Schaffner dota a su cinta de mucho mimo, algo que se deja ver en el cuidado de su fotografía y en sus épicas y bastante impresionantes batallas, francamente muy bien filmadas y montadas.
La historia también se sigue con gran interés sin que en ningún momento decaiga o pueda llegar a hacerse aburrida, al contrario, la película contiene muchos elementos que la hacen muy atractiva.
Estamos ante uno de esos casos en que una obra de un buen director es infravalorada o por lo menos, no tan destacada como otros trabajos de su realizador, es un craso error pues El señor de la guerra es una muy buena película que sabe resaltar la épica y de la que difícilmente uno se olvida después de haberla visto.
Tercer largometraje del realizador Franklin J. Schaffner (Patton, El planeta de los simios). El guión, de John Collier y Millard Kaufman (Conspiración de silencio, Sturges, 1955), adapta la obra de teatro The Lovers, de Leslie Stevens. Se rueda en escenarios naturales de California (Colusa County, Malibú, y Marysvile) y en estudio, con un presupuesto de 3,5 M USD. Producido por Walter Seltzer para Court Productions, se estrena el 17-XI-1965 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar en un tramo inhóspito y húmedo de la costa de Normandía (Francia) en el siglo XI. El caballero Chrysagón de la Cruz (Heston), al frente de un grupo de guerreros armados, es enviado a una franja de la costa normanda por el duque soberano William de Ghent. Tiene encomendada la misión de defenderla de los saqueos y pillajes de los frisios (vikingos), que la visitan bajo el mando de un príncipe (Wilcoxon). Está poblada por campesinos dedicados a la agricultura, la ganadería y la caza, que practican ritos druidas milenarios. Chrysagón llega acompañado de su hermano menor Drago (Stockwell) y de su fiel escudero Bors (Boone). Con los campesino vive un cura (Evans) dedicado a su educación y conversión. Su líder es Odins (MacGinnis), padre de Marc (Farentino) y padre adoptivo de Bronwyn (Forsyth).
Chrysagón, de unos 30 años, es valiente, fuerte, justo y enamoradizo. Draco, de unos 25 años, es intransigente, cruel, ambicioso y vive amargado por su papel de segundón. El cura es comprensivo, tolerante y transigente. Bronwyn es una muchacha adorable, de 18 años, pelo tostado y ojos azules, que trabaja como porqueriza. De ella se enamoran Marc y Chrysagón.
El film suma drama, historia (Edad Media), guerra, acción y romance. Sobre todo, es una obra de cine histórico, que se enmarca en la Edad Media, un tiempo oscuro, poco estudiado y tratado raramente en cine, salvo excepciones como Las cruzadas (s XI), Macbeth (s XI), Becket (s XII), Robín de los bosques (s XII), Ivanhoe (s XII), El reino de los cielos (s XII), Rashomon (s XII) Genghis Khan (s XIII), Alexander Nevsky(s XIII), El séptimo sello (s XIV), El manantial de la doncella (s. XIV), Braveheart (s XIV) y otras.
La película presenta una descripción rigurosa y realista de la Edad Media. Explica de manera prolija y bien documentada la estratificación social, la concentración del poder y de la propiedad de la tierra, la división entre poder civil y poder eclesiástico, las condiciones de vida de los vasallos, la acumulación del poder ejecutivo y del judicial en manos de los mismos actores (señor feudal), los derechos sobre personas no reconocidos por la Iglesia y otros aspectos del feudalismo medieval. Muestra la brutalidad y crueldad de los códigos de comportamiento vigentes, la asfixiante opresión física y moral imperante, el alcance inhumano del poder feudal sobre la vida y la integridad física de los vasallos.
(Sigue en el spoiler sin desvelar partes del argumento)
Una de los mejores dramas amorosos medievales que nunca se hayan realizado, basado en la novela The Lovers de Leslie Stevens. En ese pantanoso lugar donde el paganismo y cristianismo se superponen tiene lugar una de las historias de amor más profundas y sinceras que yo jamás haya visto. Destacar también algunas secuencias de lucha donde podemos ver la mayoría de técnicas de asalto a fortificaciones en la Edad Media. La película tiene una música excelente (Jerome Moross el de Horizontes de grandeza ), una fotografía portentosa de Russel Metty y unas interpretaciones sin parangón, como la de Heston en uno de sus mejores papeles y un Richard Boone impagable como ayudante. Rosemary Forsyth alcanza una belleza muy pocas veces conseguida por ninguna fémina en la larga historia del cine. Si además tenemos una dirección modélica como la de Schaffner el resultado es extraordinario. Todo ello sustenta un guión más bien flojo y tendente a la acción que gracias a los elementos que señalaba anteriormente consigue virar más a lo melodramático auténtica fuerza del film. Un clásico un tanto olvidado de uno de los directores aún más olvidados y que sin embargo es a mi juicio uno de los más grandes del cine norteamericano de todos los tiempos.
Una pequeña joya semidesconocida por muchos pero de obligada referencia en la filmografía de un director como Schaffner que ya demostraba que podría convertirse en uno de los mejores de su generación.
J. Schaffner era miembro de los llamados Quinta de la televisión (John Frankenheimer, Delbert Mann…), clase de directores curtidos en todo tipo de medios televisivos que cuando llegaban al cine ya eran unos profesionales como la copa de un pino. Estrellas como Burt Lancaster o Charlton Heston los elegían de directores para sus proyectos con maravillosos resultados ( Marty , El hombre de Alcatraz , 7 días de mayo …).
En esta ocasión, el tema escogido fue la vida medieval. Por desgracia para J. Schaffner, norteamérica ni tiene ni pajorera idea de las costumbres de este peródo histórico, por lo que la acogida en taquilla fue bastante tibia, ya que es muy importante para la película seguir fielmente las características de ese período.
Me parece un filme redondo, narrado con brillantez (y con varias microhistorias sugeridas a través de los diálogos entre los hermanos) y muy bien interpretado por todos los actores, haciendo mención especial a Richard Boone y al fiel siervo del personaje de Heston (lo mismo le cura una herida que descuartiza a un enemigo).
Sinceramente, no entiendo por qué El señor de la guerra no es una película mucho más conocida, ni como le dan tan baja nota en FA. A reivindicar.