El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares
Sinopsis de la película
Jacob (Asa Butterfield) de 16 años, es un chico con problemas para relacionarse y muy unido a su abuelo. Después de sufrir una tragedia familiar y con la intención de saber más sobre el pasado y las disparatadas historias de su abuelo, convence a sus padres para dirigirse a la costa de Gales y buscar el hogar para niños especiales de Miss Peregrine, de los que tanto le han hablado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Miss Peregrines Home for Peculiar Children
- Año: 2016
- Duración: 127
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Opinión de la crítica
Película
6
61 valoraciones en total
Qué difícil es encontrar en las salas de cine tanta belleza… Escenas de ensueño se mezclan con esa extravagancia de Burton que a tantos gusta y a mí, personalmente, me turba. Una historia sorprendente, melancólica y delirante protagonizada por niños que enamoran, absorbe sin que se tenga ninguna posibilidad de hacer nada al respecto. Lo oscuro, lo siniestro y lo macabro vienen a enriquecer y completar este efecto arrastrándonos a una hipnosis deliciosa.
Quizá la trama y el desarrollo no son tan negros como otras obras del director, pero lo cierto es que no echo en falta ese factor, me parece que está presente en la medida justa. Al igual que el amor, la violencia, la luz, el color y la música. No así la acción, que viene a restarle magia al conjunto en la última media hora del filme. Soy particularmente reticente a aceptar escenas de éste tipo de más de 3-5 minutos, pero aún más en este tipo de películas, donde la historia debería ser la protagonista.
Muy recomendable para todos aquellos que van al cine a disfrutar y entusiasmarse, quizá menos para los que buscan tramas intensas y complejas.
He de decir que tenía esperanzas en esta película, no demasiadas, pero lo visto en los trailers me tenía bastante interesado, peeeeeeero va a ser que no es lo que esperaba.
Tim Burton lleva ya un tiempo de capa caída y este no va a ser su resurgir. Debo añadir que, no me he leído los libros, pero estoy aquí para analizar la película como película que es, así que no lo necesito. ¡Empecemos!
La historia tiene todos los tintes de Tim Burton: Un protagonista que no encaja en la sociedad, el típico friki de clase al que nadie hace mucho caso, con unos padres que no llegan a entenderle del todo y que, el único que tiene un lazo con él, es el que le ha llevado a todo esto: Su abuelo.
El abuelo*, quizás el personaje más interesante de la película, le ha contado durante su niñez la historia de un orfanato para chicos especiales dirigido por la señorita Miss Peregrine, interpretada por Eva Green, la cual hace un buen papel, pero tampoco con la presencia suficiente para salvar la película.
La película, por desgracia, tarda muchísimo en arrancar, deteniéndose cada pocos minutos para explicarnos cómo funciona su mundo: Los bucles, las cualidades especiales, qué es un hueco… Esto la hace lenta y pesada, haciendo que pierdas el interés poco a poco, porque en vez de mostrártelo, te lo cuentan como si fuese un manual de instrucciones. Esto es así hasta que la película comienza a coger ritmo, el problema, es que aquí comienza el caos*.
A estas alturas de la película ya deberías haber empatizado con algún personaje*, pero no es así, porque todo están vacíos y son aburridos: Desde el protagonista, el cual es tan plano que no llega a cautivarte, hasta los villanos, que rozan lo ridículo, y ese es uno de los grandes puntos negativos de esta película que comentaré en Spoilers : Los villanos*.
Según se acerca el último tramo de la película, comienza a notarse que todo está hecho con prisas, sin desarrollo, un salto tan grande en comparación a la primera mitad, que te descoloca por completo. Me hubiese gustado disfrutar de la película, porque tiene elementos interesantes que podrían haber funcionado con la dirección suficiente, pero Tim Burton se pierde tanto en las rarezas y los engranajes del mundo, que al final, todo pasa sin pena ni gloria.
Ya me la jugaste con Alicia en el País de las Maravillas y Sombras Tenebrosas, y lo has vuelto a hacer.
Sigo en Spoilers para profundizar más:
La novela de eso que llaman literatura para jóvenes adultos en la que está basada y que da nombre a la película se convirtió en todo un best seller del New York Times, siendo número 1 en ventas para niños en 2011. En principio se iba a tratar de un álbum ilustrado con fotografías, pero su autor, Ransom Riggs, quería más para su novela por lo que escribió está fantástica historia sobre un muchacho que descubre el oscuro secreto que iba a revelarle su abuelo antes de morir. Una aventura que le llevará a un orfanato abandonado y destruido por una bomba de la Segunda Guerra Mundial, situado en una isla de Gales.
Inmerso en una preocupante crisis creativa «que no alivia desde Frankenweenie», el director Tim Burton quiere volver a los años de Eduardo Manostijeras, Ed Wood o Big Fish, pero no puede o tardará un tiempo en salir de ese pozo oscuro en el que lleva metido unos años, sin embargo, con El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares consigue un buen intento de volver o al menos, logra despertar en mí algo de interés. Porque, la verdad, es que Burton para mí perdió totalmente el interés cuando escuché que iba a hacer lo que fue una espantosa adaptación de Alicia en el país de las maravillas de Carroll.
El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares es una película atractiva, sobre todo la apabullante primera hora, con momentos bellísimos «todos los relacionados con el uso de la técnica del stop-motion» y los peores momentos, cuando la dispersión narrativa y la cargante acción toman protagonismo. La película de Burton te deja con la sensación de que le falta más contenido macabro-oscuro, más universo suyo, con su poesía y melancolía, y le sobra algo: que sus obras se siguen midiendo en función de la calidad de sus ocurrencias visuales o que los efectos especiales toman el control hasta el punto de que la genuina y sensible convicción narrativa queda en segundo plano, perdiendo así todo el interés que había conseguido hasta entonces, o tal vez le sobran las dos cosas.
El 1º Bucle Temporal nos lleva a principios de los 90, o quizá un poco antes, a finales de los 80.
Tim Burton es el grandísimo director que creaba mundos fantásticos plenos de cierta melancolía y tristeza, maravillosos, pero ante todo tremendamente humanos.
Prácticamente ese es el Burton que recuperamos al principio de esta interesante fábula, solo que encima con el plus de sabiduría que da la madurez: la historia de Jake, otro eterno marginado, está punteada por las fantásticas narraciones de su abuelo Abe, que le habla de un orfanato oculto en Gales donde viven los peculiares niños de Miss Peregrine, y nuestros ojos se abren casi tanto como los del pequeño cuando le oímos hablar de monstruos terribles o chicos invisibles, a los que encima da forma con irreales fotografías antiguas.
El gusto es doble porque, como digo, Burton ha aprendido con la edad y ya no juega al despiste metiendo su habitual imaginería cuanto antes. Al contrario, la soleada California donde vive Jake nos recibe desde la primera escena, con sus casas bajas y líneas rectas, donde la única posibilidad de escape reside en la ilusión de que algún día Jake encontrará el perdido orfanato.
Pero una mente infantil es igual de fértil para albergar esperanzas como para desecharlas: nuestro protagonista se da cuenta, con cierto pesar, de que las historias de su abuelo bien pueden ser huecas invenciones para fascinar a un nieto. Burton se permite la licencia de estropear la magia, pintando levemente la decepción adulta ante ella, y así consigue hacerla más impactante cuando finalmente hace acto de aparición.
La aparición de una horrible criatura y de un inquietante hombre de ojos blancos desencadenará el viaje de Jake para buscar respuestas, y entonces todo pasa a ser la historia de un adolescente desencantado a la búsqueda del niño que fue, o del que su abuelo le enseñó a ser. Hay mucho gris plomizo, mucha monotonía en esta primera parte, pero es necesaria para dibujar un entorno que, por lo general, desprecia lo mágico y especial (¿o deberíamos decir lo peculiar?), dejando que se pudra en un rincón olvidado como un orfanato que a todo el mundo da igual.
Pero la fantasía ha encontrado su propia manera de conservarse: precisamente, lejos de la sociedad que la desprecia, apartada entre grietas temporales, en bucles eternos que la permitirán existir solo para quien venga con ganas de buscarla. Siempre a punto de desaparecer, siempre a punto de ser solo escombros bajo una bomba por una guerra que a ella le es ajena, pero siempre permaneciendo.
El hogar de Miss Peregrine se abre a nosotros como un refugio contra el gris plomizo, donde refulgen toda clase de colores, y donde cualquiera puede ser como quiera ser. Particularmente para Jake, y si no fuera por un padre que le espera en otro tiempo, parecería la vía de escape perfecta a una vida insatisfecha, junto a la etérea muchacha de pesadas botas y la certeza de pertenecer a algo.
Claro que no es oro todo lo que reluce: repetir un mismo día tiene sus ventajas, pero sobre todo tiene inconvenientes, porque a la larga podría parecer una prisión más que una liberación. Tras el primer vistazo a lo maravilloso, Jake descubre que existen problemas por la dolorosa mirada de Emma Bloom, y en ese ángulo melancólico y triste vuelve a estar el Tim Burton que más nos gusta: el que quiere a sus raros, pero también los compadece.
Sin embargo, es él quien nos lleva derechos al 2º Bucle Temporal: uno en el que tiene personajes extraordinarios, pero le falta una historia que les dé sentido.
Aún así no nos podemos quejar, porque la naturaleza del orfanato se va desvelando ante nuestros ojos, y parece más dramática de lo que en principio habíamos imaginado. Este lugar sabíamos que era un refugio, sí, pero no solo contra el mundo sino también contra los miembros perversos de los peculiares, que acechan como si fueran pesadilla infantil queriendo llevarse los ojos de los niños, dando lugar a la clase de imágenes perversas que engrandecen este tipo de cuentos (como un banquete de ojos entre monstruosos comensales).
No nos quedamos ahí, sino que Burton sigue llenando su patio de juegos de maravillas, aunque se queden en demostraciones carentes de sentido, pero si el precio de eso es un fantástico viaje al fondo submarino con Jake y Emma, a un crucero de esqueletos descarnados, compremos el billete con gusto. No deja de ser una excusa para ver cómo progresa la encantadora y triste historia de dos jóvenes condenados a separarse, cuando ni siquiera han podido besarse.
Pero acabamos llegando al 3º Bucle. No Tim, por favor.
Hemos vuelto a 2010. A una narración que se te escapa de las manos, que deja historias interesantes en la cuneta, y le interesa más entretenerte que maravillarte. Nunca hemos querido eso de tus películas Tim, siempre supimos que dabas otra cosa.
No diré que tu espectáculo a caballo entre bucles temporales, monstruos tentaculares y gente siniestra sonriendo no me guste. Pero es una pena que para eso Jake deje de querer a su abuelo, o interesarse por estar junto a Emma, aunque con apenas cuatro momentos intentes convencernos de que siguen importando. Samuel L Jackson hace lo que puede por quitar grandilocuencia a tu empacho, pero él solo no puede.
Volvamos al 1º Bucle Temporal. Tú me has demostrado que se puede volver.
A una aventura increíble, original, y que aparte de la maravilla te da seres humanos, peculiares o no, me da igual.
Solo por eso, esta fábula de Jake merecerá la pena.
Buenas ideas visuales y narrativas ( Atrapado en el tiempo ) tiene, un gusto por la aventura y la maravilla, también, pero cuánto dura, qué larga se hace, qué innecesarias tantas explicaciones y redundancias, tantas transiciones agotadoras, qué desafuero extenuado, agonístico, que no termina nunca, y sigue, y se eterniza, y me abure, y me mata, y no acaba.
Si le hubieran quitado 30 o 40 minutos. Claro. Y si Dios existiera. Y si los malos monstruos no dirigiesen el mundo. Sí. Sí. Así quedó esta película del buen Burton y ya no se puede hacer nada. Hay que apechugar con ella, con esa, finalmente, papilla densa y grumosa.
Imaginación, humor y amor. Viaje en el tiempo, guerras y Gales (el rap de los chavales es simpático, taberna, cura, paro…). Florida (el infierno), familias y ojos. Diluvio de ocurrencias y oportunidades, mil cuentos en uno. Pero, mucho me temo, que todo nos dejó a medias, ciegos y cojos, muy superficialmente mostrado, limado en sus aspectos más sugerentes, inquietantes o sórdidos, infantilizado en el peor de los sentidos, en la convención, el amaño y la tibieza. Cuando debería ser lo contrario, más delirio, riesgo y disparate.
Ya digo, no escatima ni es rácana en cuanto a méritos y virtudes, la pena es que la sensación general, a pesar de su estructura de hierro y su final obligado, deviene amorfa y fofa, deslavazada maleza de melaza.
Ni los inmensos ojos claros de Miss Green, ni el veterano Stamp o esos mamarrachos tan bonitos que devoran ojos (brillante y siniestra idea), ni el Jackson haciendo el majadero, ni por esas, todos arremolinados, deglutidos por la misma inercia perezosa y rutinaria.