El desvío
Sinopsis de la película
La vida de Al Roberts, un pianista de Nueva York, se convierte en una pesadilla cuando decide hacer auto-stop para buscar a su novia que vive en Los Ángeles. Lo que Roberts no puede imaginar, es que su periplo se verá envuelto en una serie de problemáticos acontecimientos que acabarán arrastrándolo a una situación límite.
Detalles de la película
- Titulo Original: Detour
- Año: 1945
- Duración: 67
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Opinión de la crítica
Película
7.4
20 valoraciones en total
Es el largometraje más famoso del realizador Edgar G. Ulmer (1904-72) (The Black Cat, 1934). El guión de Leon Goldsmith adapta su propia novela Detour (1939) con algunas modificaciones (suprime las escenas eróticas). Se rueda en 6 días en un pequeño estudio de la compañía PRC Inc., con proyecciones posteriores de paisajes y ciudades, de escasa calidad, y con el apoyo de un presupuesto ínfimo, de 20.000 USD. Producida por Leon Fromkess para Producers Releasing Corporation Inc. (PRC), se estrena el 30-XI-1945 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar en NYC, L.A. y en el trayecto por carretera que separa ambas localidades. La historia, la relata en primera persona el protagonista, Al Roberts (Neal), mientras está sentado a la mesa de un bar de Reno (Nevada) en un alto de su viaje de regreso a NY. Los hechos se desarrollan durante varias semanas de la primavera de 1945. El viaje se hace en autostop. En el camino Al conoce a Vera (Savage), otra autostopista. Al es apagado, introvertido, pesimista, pasivo y débil de carácter. Vera es autoritaria, exigente, dominante, egoísta, ácida y agresiva.
El film suma crimen, drama, cine negro, misterio, suspense, thriller y road movie. Es uno de los mejores films de serie B y está considerado como un ejemplo emblemático e ilustrativo de los principios, reglas, usos y prácticas de este tipo de cine. Ulmer, formado en la escuela de Murnau, del que fue colaborador, realiza unas 40 películas entre 1929 y 1965. En el período 1942-46 trabaja para PRC Inc. como realizador de films de serie B. Nunca estrenada comercialmente en España, la cinta es una gran película sobre la fatalidad. El destino autónomo, ciego y caprichoso, puede torcer la suerte de cualquier persona hasta el punto de hundirla en un infierno de dolor y desesperación. El destino es una fuerza superior a la naturaleza, no se somete a leyes ni reglas, no admite componendas, es obstinado y puede llegar a ser extraordinariamente cruel.
De acuerdo con las concepciones básicas del film, el destino se sitúa al nivel de un Ser superior que sumaría en sí mismo las fuerzas del bien y del mal, o bien las distribuiría entre él y Satanás. El destino favorable o desfavorable, el que lleva al éxito o al fracaso, está dotado de una fuerza sobrenatural incontenible y no modificable. En la novela Goldsmith habla de Dios y del destino simultáneamente, emparejándolos siempre como dos iguales. En el guión suprime la referencia a Dios. Otras concepciones de interés son las referidas a la visión del mundo (Una cárcel de la que todos desean escapar) y de las personas humanas (Marionetas del destino). En coherencia con estas ideas, la película elabora una narración extraña, deprimente, opresiva y descorazonadora. Con el apoyo de múltiples recursos crea una atmósfera densa de desazón, agobio y pesimismo.
(Sigue en el spoiler sin desvelar partes del argumento)
Claramente, en cine, como en tantos otros aspectos de la vida, los medios están al servicio de los resultados y así los actores, cámaras, músicos, guionistas y por supuesto el director, condicionan el resultado del film. Pero no he mencionado para nada la palabra presupuesto porque no es determinante en absoluto. Es como aquello de que el dinero no da la felicidad. Y así encontramos películas de altísimo presupuesto que son auténticos bodrios y otras hechas sin prácticamente un duro que impactan de pleno en nuestra sensibilidad fílmica.
Por eso no me vale hablar de serie B ó Z sino de obras que consiguen interiorizarnos. Y eso lo consigue Detour que alguien incluyó en cine serie Z que es algo así como decir el peor cine de la historia. Craso error. Puede que las posibilidades financieras de Ulmer fuesen, eso sí, de las mas escasas de la historia, pero si de lo que hablamos es de buen cine, de cine con imaginación y calidad, podemos perfectamente estar hablando de Detour.
Entrando en la propia crítica de esta obra de Edgar G. Ulmer la calificaría como una road movie con algunas gotas de cine negro. Es una película de carreteras con esa dosis de aventura y suspense que tan apropiadas resultan para éste género. Y ciertamente se nota que el presupuesto anda muy pero que muy escaso. Hay mucho rodaje en interiores ó en el propio automóvil pero tiene su gancho y consigue interesar al espectador. Incluso con algún que otro plano cinematográficamente memorable como la orquesta en sombras acompañando la canción que perturba los sueños del protagonista.
Dejémonos de clasificaciones injustas y quedémonos con aquella máxima del 68 que aquí es totalmente aplicable: La imaginación al poder.
Una película absoluta y, más que probablemente, involuntariamente de culto, un caso paradigmático de cómo un film realizado en apenas 6 días, con escasísimos medios y con un reparto bien flojo y casi tan barato como el propio film, logra ser un thriller extrañísimo y casi fascinante, de rara y magnética atmósfera pesadillesca que remite, casi nada, al experimentalismo alemán.
La historia de un pianista (Neal) que decide atravesar el país para encontrarse con su novia y se mete en un embrollo de mil demonios al fallecer el hombre que lo ha recogido en coche y ser reconocido luego por la mujer (Savage) que éste recoge, a su vez, con el coche del finado, que culmina con una memorabe e ingeniosa segunda muerte, que cierra en kafkiano semejante thriller.
Ulmer, auténtico maestro de la serie B y director maldito dónde los haya, desarrolla la historia casi exclusivamente en planos fijos, a bordo del coche, apenas juega con tres o cuatro escenarios y utiliza la elipsis alguna vez de manera muy inteligente. Aún así, logra un thriller que reune las claves del cine negro: el destino, la mujer fatal, la fortuna, etc… y una atmósfera tan rara como simpática y atractiva. A destacar, efectivamente, y como aportación la tremenda pasividad del personaje principal, incapaz de adoptar iniciativa alguna, algo inusual el el thriller americano de su época.
Una película que está muy por encima de calificativos y modas, pues resulta particularmente única e involuntariamente (¿o no?) afortunada.
Esta película, con un adecuado tono de pesadilla, extravío y casi alucinación, nos plantea una posible respuesta a cierta pregunta que no suele hacerse el cine habitualmente (spoiler-1). La voz en off, la iluminación (uso y abuso de las sombras) y el ingenio de Ulmer consiguen que un clima desasosegante, muy propio de la situación (un hombre recapitulando de forma enfermiza sobre una situación límite), nos indique muy a las claras que hay cierta manipulación en lo que vemos sin precisar el típico y redundante final explicativo (spoiler-2).
La protagonista, por otra parte, es una presencia francamente turbadora. Hay un momento en el que él conduce y ella, aparentemente, duerme, que es de verdad acojonante. De repente ella abre un ojo y le mira, sin plano detalle, sin énfasis. Simplemente, sin más, le está mirando.
El bar en que trabaja, la carretera, esa noche lluviosa… Recuerdos, mentiras, idealizaciones… Extraña película. Extraña pesadilla.
Por supuesto también puede ser un caso extremo de mala suerte. Simplemente apunto otra opción.
Detour, rodada en 6 días y con el paupérrimo presupuesto de 20.000 dólares, es el clásico por excelencia del film noir serie Z.
Película fatalista, narrada en un flashback, cuenta la desventura de un pobre diablo, sin dinero, que para ver a su novia cruza el país haciendo autostop, resultando ser un viaje fatal para él.
Detour narrada en primera persona, se presta a la subjetividad del protagonista, no sabiendo el espectador si lo que nos cuenta es verdadero o por el contrario, es pura invención.
Los elementos más comunes del film noir se encuentran aquí presentes: destino trágico, narración en flashback, asesinatos, chantajes, femme fatale (despiadada Ann Savage), así como una fotografía oscura y casí expresionista, impregnado todo el relato de un clima, como digo, de pura fatalidad.
Obviamente es una película de presupuesto raquítico, y eso se nota. Sin embargo, la precariedad de medios sin duda sirvió en este caso para agudizar el ingenio de los que trabajaron en ella, en especial, del realizador de origen austro-húngaro Edgar G. Ulmer, en la que es su película más célebre.
No será una obra maestra en el término estricto de la palabra, pero sin duda, merece ser reconocida.