Chico & Rita
Sinopsis de la película
En la Cuba de finales de los años cuarenta, Chico y Rita viven una apasionada historia de amor. Chico es un joven pianista enamorado del jazz, y Rita sueña con ser una gran cantante. Desde que se conocieron en un baile en un club de La Habana, el destino va uniéndolos y separándolos, como a los personajes de un bolero.
Detalles de la película
- Titulo Original: Chico & Rita
- Año: 2010
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
Película
7
50 valoraciones en total
Una historia de amor imposible, a través de varias décadas y de dos países siempre enfrentados. El sueño de dos jóvenes soñadores cuyas ambiciones son demasiado grandes para caber en La Habana y les hará salir en busca del sueño americano. Asimismo, también se buscarán el uno al otro, en una interminable relación, traumática y tortuosa, donde los celos y las pasiones, al ritmo de endiabladas melodías tecleadas por Bebo Valdés, contarán historias de una época, como el Días de Radio de Woody Allen o el reciente Secreto de sus ojos de Campanella.
La animación es una solución interesante y efectiva para narrar la historia, ya que permite a una producción modesta recrear con todo lujo de detalles, en impresionantes escenarios, la Quinta Avenida en los años 40 o una persecución a toda velocidad por las carreteras de la capital cubana. Lástima que este estilo de dibujo tan personal del Estudio de Javier Mariscal no sea tan efectivo a la hora de representar sentimientos en las caras de los personajes, como al recrear escenarios y fondos preciosos y muy logrados, los primeros planos que la relación entre los protagonistas requiere, a menudo resultan ridículos por la simplicidad de las líneas faciales, y más en una pantalla de cine.
El guión, nostálgico donde los haya, también se regodea demasiado en el lugar común y en el tópico, haciendo a la película, principalmente en su tramo estadounidense, poco original, como si de un refrito de escenas típicas del cine clásico se tratase -todo pasado por una óptica latina, en la que todo lo anglosajón es peligroso (peces gordos neoyorquinos) o estúpido (americanas borrachas)-. Detalles demasiado manidos que le restan originalidad a una propuesta que desde su propia concepción pretende, como máxima, precisamente resultar original… lo cual no la hace desmerecer del todo, ya que la relación entre Chico y Rita suele alzarse como epicentro, logrando que nos desentendamos de la animación y del topicazo, y que atendamos, sin más, al desenlace de su historia de amor.
Hace horas viví una vida que no fue mía. Por un instante quise estar allí, ser Chico y Rita. Aún hay cine que emociona, que habla de lo esencial que transciende a personajes y se queda en las personas. Alguien lo llamó septimo arte.
Chico y Rita es una sucesión de imágenes y diálogos tópicos, sin ninguna imaginación narrativa que los entrelace, con lo que llama la atención la sensación mecánica, sin vida, de su resultado. Los personajes se comportan y hablan como a priori se supone que deben comportarse y hablar, como marca la tradición del melodrama, reproduciendo estereotipos y asfixiando a los personajes en un molde que los sujeta como marionetas. Es loable intentar trasladar a una pantalla las pasiones – en este caso musicales – de uno, pero si sólo hay eso y la historia tiene una horma tan rígida y previsible, todo acaba resultando como en un musical mediocre, en que la sucesión de secuencias sólo tiene sentido como excusa para mostrar temas musicales.
Por lo demás, es curioso que se anuncia que los autores de la película son Fernando Trueba y Javier Mariscal – ¿de verdad Mariscal ha decidido en materia cinematográfica…? -, cuando luego se informa de que los directores son tres. ¿Por qué la cinta no es obra también de Tono Errando…?
Llevaba varios años Fernando Trueba sin dejar rastro en el terreno de la ficción. Su regreso con El baile de la victoria no convenció a la mayoría y ahora llega junto al diseñador Javier Mariscal para ofrecernos algo que podemos considerar inédito en la cinematografía española. Chico & Rita supone un cambio de registro tanto para sus creadores como para el conjunto del cine español. Aunque ese cambio no se produce de forma radical, sino como una evolución en las distintas carreras de ambos creadores. Trueba lleva años produciendo jazz latino, es un terreno que conoce casi tan bien como el del cine. Su documental Calle 54 (2000) lo corrobora. Y Mariscal, el inventor de Cobi, es un dibujante que no tiene nada que demostrar a estas alturas. Ello demuestra que el ensueño y la pasión de sus responsables son los que han hecho posible sacar este ambicioso largometraje de animación adelante.
La historia que se narra en Chico & Rita no es esencialmente novedosa. De hecho, sigue un esquema narrativo convencional, que no está lejos de El amor en tiempos del cólera, de García Márquez. Es una historia de amor turbulenta cuyos protagonistas, Chico el pianista y Rita la cantante, quedan resignados a una relación de amor-odio que les mantendrá en jaque durante el resto de sus vidas. La cinta se apoya en el contexto histórico de una forma muy bien trenzada, permitiendo que le echemos un vistazo casi de reojo con enorme interés a ese ir y venir entre Cuba y los Estados Unidos, pero no lo aprovecha como señuelo hacia el espectador. Aunque de esa forma, sí se consigue aderezar la trama romántica y musical con unos tintes noir que hacen del conjunto una delicia para los cinco sentidos.
Chico & Rita puede interpretarse de varias formas: bien como un claro homenaje a Bebo Valdés, lo que escuchamos es su música y podría tratarse de su vida, pero también puede (y conviene) verse más allá: como una fantástica mirada hacia una generación, una época y una cultura vistas desde un prisma tan novedoso como fascinante. No se la pierdan.
`Chico y Rita´ es el resultado del trabajo conjunto entre el cineasta Fernando Trueba y el polifacético Javier Mariscal, cimentado en el amor común que ambos sienten por Cuba y el jazz latino. Concebida como un película de animación para adultos, se trata de un romántico drama que aprovecha la intempestiva relación de amor entre un pianista de Jazz y la que será su musa inspiradora a lo largo de toda su vida, para narrar la historia de la música en Cuba en los años 50 y su fusión con el jazz que se estaba desarrollando en EEUU.
Entrelaza así hechos verídicos (los músicos cubanos que van apareciendo a lo largo de la película) con la relación de ficción entre Chico y Rita. Entre los músicos con los que irán compartiendo escena se encuentran Chano Pozo, Tito Puentes o Nat King Cole.
El guión, escrito por Trueba en colaboración con Ignacio Martínez de Pisón, evita en todo momento el comentario político, sin posicionarse en ningún tipo de discurso. Se desentiende en este aspecto para centrarse por completo en la documentación del movimiento musical de la Cuba de aquellos años, un momento dorado para la música.
Trueba es un entusiasmado de la cultura cubana, y en especial de su música. Ya lo mostró por primera vez en su documental Calle 54 (2000). Para esta película ha realizado un profundo trabajo de documentación desde lo más profundo de su melomanía para trasladar a la pantalla las vivencias de todos estos músicos de Jazz.
Los dibujos de Javier Mariscal, a través de su personal estilo, encuentran en las diferentes escenas la inspiración artística para logar plasmar con esmero y belleza el ambiente social y cultural de la Cuba de los años 50, antes de la caída del gobierno de Batista. Comenzó a trabajar en el proyecto muchos años antes de comenzar el rodaje, a través de diferentes viajes a la Habana donde el artista fue plasmando en dibujos las emociones que recibía en sus inclusiones por aquellas tierras bañadas por la intensa luz del sol, dibujos que utilizó para el desarrollo final de la película.
Técnicamente, a pesar de las discrepancias que Trueba mostró al principio, los dibujos de animación se apoyan de grabaciones previas de actores reales para nutrir con mayor vitalidad las imágenes que muestra.
Uno de los puntos fuertes de la película es la banda sonora que recibió casi la misma dedicación que el rodaje mismo de la película. En lugar de recurrir a grabaciones clásicas de jazz, el cineasta optó por grabar de nuevo las piezas con distintos músicos, tratando de transmitir las mismas emociones que integraban las anteriores, en colaboración estrecha con el magnífico pianista Bebo Valdés, quien se encargó de componer y arreglar los temas que forman la banda sonora original de la película. Una auténtica delicia.