Batman (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (1966-1968). 3 temporadas. 120 episodios. Adaptación del cómic de Bob Kane que narra la doble vida y las aventuras del millonario Bruce Wayne, que se trasforma en el superhéroe Batman para reparar las injusticias del mundo. También en 1966 se hizo una adaptación cinematográfica (Batman) dirigida por Leslie H. Martinson con Adam West como protagonista.
Detalles de la película
- Titulo Original: Batman (TV Series)
- Año: 1966
- Duración: 30
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Opinión de la crítica
Película
5
87 valoraciones en total
Soy adicto.
Es imposible no ser adicto.
Porque estamos hablando de la más grande creación audiovisual de todos los tiempos.
Esta serie nunca será igualada por ninguna otra. Absolutamente todos y cada uno de los capítulos han sido creados con absoluta maestría, con una técnica inigualable y, especialmente, con una inteligencia desproporcionada en comparación con la de cualquier ser humano convencional.
La mayor parodia de todo cuanto pueda existir sobre la tierra.
Esta serie es tan buena que, cuando acabas de ver un episodio, estás practicamente obligado a ver el siguiente. Y no por curiosidad, sino más bien por necesidad. Si por algún casual no puedes ver un capítulo más, lo pasas tan mal que corres el riesgo de suicidarte sin querer.
¿¿Y la gente habla de Perdidos??
Pues ni puta idea.
La adicción que crea Batman es increíblemente enfermiza. De hecho, a día de hoy, se están construyendo cientos de centros psiquiátricos dónde dicha patología pueda ser tratada mediante duras terapias de choque y mucha marihuana.
Y es que el continuo bombardeo de absurdos gags no deja tregua, y los chascarrillos son tan sumamente ingeniosos que a los tres minutos de empezar a ver cualquier capítulo ya se te está derritiendo el cerebro.
A mí un día se me cayeron los ojos al suelo porque no me cabía más risa en el pecho.
En serio, me parto el chorizo.
Esta serie es tan buena que, cuando se estrenó, explotaron miles de televisores en todo el planeta. Sinceramente, no entiendo cómo es posible que no se hubiera paralizado la industria cinematográfica cuando se dio a conocer la obra maestra de la que estamos hablando. Desde 1966 no deberían haberse realizado más películas ni cortos ni series ni nada semejante.
Debería darles vergüenza a todos.
Los Monty Phyton, humilladísimos.
Ahora creo en Dios, y le doy las gracias todas las noches por haberme entregado algo tan maravilloso.
Serie absolutamente mítica e imprescindible. De acuerdo que la visión de Batman como personaje oscuro es más interesante, pero la interpretación camp con delirios coloristas pop que nos ofrece esta serie es, cuando menos, surrealista.
La serie contenía grandes aciertos, la fantástica carcterización de los villanos, un diseño atractivo para el batmovil y esos míticos cliff-hangers con los que se despedía cada capítulo.
En contra tenemos unos guiones pueriles y repetitivos, un Robin repelente y cursi y quizás, un exceso de utilizar el deus ex machina para salvar a nuestros heroes de situciones imposibles. Además, como en toda serie larga que se precie, se produjo un claro proceso de decadencia, al final Batman se veia barrigón y a Robin se le notaban hasta las canas (suponemos que en la Batcueva no tenían Batigrecian 2000). Pero esto lejos de ser perjudicial, le daba hasta un aire más divertido por lo absurdo de la situación.
Nos encontramos, pués, ante un producto claramente sesentero, ideal para fans de la psicodelia, el humor absurdo y la estética Austin Powers.
Lo mejor: Los villanos
Lo peor: la ausencia de rollito gay Batman-Robin
Incluso términos como Kitsch, Camp, naïf o Pop-Art, apropiados para aproximarse a las creaciones artísticas populares o menores, resultan demasiados formales para abordar la estética que envuelve Batman (1966), una serie de tv mítica e irrepetible precisamente por tener atributos singulares en su medida necesaria. Las interpretaciones, los diálogos, los encuadres, el colorido, el vestuario, la música, los villanos, el guión, los finales… todos, absolutamente todos sus elementos tienen sus propias -e innovadoras- características, dotando a la serie de una coherencia surrealista genuina e inconfundible, de tal forma que la mejora de alguno de ellos rompería ese equilibrio.
A medio camino entre Doctor Who, que consiguió algo único como vertebrar a distintas generaciones en torno a la ficción, y Start Trek con su propuesta más formal y un fondo moralizante, Batman fue la primera producción audiovisual que, partiendo de la diversión, la libertad y la imaginación, involucionó de forma consciente, avanzó desandando el camino de los códigos o cánones establecidos, hurgando en los defectos y escapando de la perfección.
Adam West, que iba para actor y se quedó en personaje, encarna la mística de la serie con una interpretación de primera toma de prueba, con su aire de a ver cómo queda esto llevó a la pantalla al primer héroe que tuvo que luchar a la vez contra el villano de turno y su propio abdomen, y ello sin perder la dignidad. Toda esa valentía y osadía en su realización hacen que transcurrido casi medio siglo desde su estreno siga mostrándose vanguardista.
¡ZAK, POW, ZUDD, KATHOWWE!
El Batman de los 60 atrapó a una generación entera. Y hoy en día no puede ser visto más que con cariño. En una era de caballeros oscuros con prOblemas existenciales, las aventuras de Adam West y compañía no pueden más que provocar una sonrisa cómplice por su ingenuidad, colorismo popero, frases disparatadas y finales cliffhanger altamente absurdos.
Tronchante y memorable serie. Puro sixties hecho TV.
Que sí, que sí, muchos pensarán que esta era otra de aquellas series esquemáticas, que repetía lo mil veces visto hasta la extenuación: Se presentaba un problema en forma de villano que cometía una fechoría, los superheroes investigaban, eran capturados y puestos a merced de alguna máquina de triturar, escapaban y capturaban a los villanos.
Un esquema simplísimo, visto en montones de series (El equipo A, McGyver…) y que no daba mucho a la imaginación, así como unas interpretaciones de patio de colegio y poca originalidad en la construcción de algún compendio que diese otro aire a aquella serie.
Sin embargo, ¿quien no recuerda a estas alturas aquellos trajes cutres y chillones? ¿aquellos decorados de porexpan por los que se paseaban nuestros entrañables personajes con fotografías de fondo para simular la ciudad? ¿aquellos Kapow , Bam y Splat que aparecían en mitad de las coreografias de lucha simulando un aspecto de comic o, las mismísimas coreografías nacidas de tan magno trabajo y esfuerzo?
Eso sí, serán muchos los que le darán un 1 o un 2 sin pensárselo dos veces y la dejarán incluso por debajo de las porquerías que perpetró Schumacher a finales del siglo pasado, así que no puedo hacer otra cosa que recordar las palabras del sabio Tomine defendiendo la escasez de medios ante los abultados presupuestos:
¿Qué es más bajo…: lo cutre o lo imbécil?